Hay un
aspecto relativo a los últimos atentados en Francia que me gustaría
comentar. Los sectores más a la izquierda tienden a mitigar la
responsabilidad de sus perpetradores diluyéndola en una marea de
presuntas razones psicosociales como la marginalidad, la falta de
oportunidades, la pobreza o la frustración existencial derivada de
vivir en un territorio que les acepta a regañadientes. Viven en
Europa pero Europa les niega la integración y de ahí
surgirían los problemas.
No
digo que esto no ocurra, pero sí que la causalidad es más que
discutible. Comparemos solo cuantos yihadistas participaron en los
atentados de París con la cantidad de musulmanes, franceses o no,
residentes en Francia. No parece que esas condiciones tan dolorosas
lleven a una cantidad significativa personas, en relación al total, a
inmolarse ni a tirotear viandantes. Dicho de otro modo, si los
terroristas no son representativos de la comunidad musulmana francesa ni de la europea ("son cuatro locos"), entonces las
supuestas causas de su radicalización gozan de idéntica
relevancia.
Desarrollemos
la idea. Si cuatro anormales deciden enfundarse cinturones explosivos
y reventar a todos los civiles a su paso ¿por qué ellos SON la
representación legítima de esa pobreza, falta de oportunidades,
retraso económico, marginación social, etc… y no los miles que no
terminan de esa manera y que rechazan emprender ese camino? ¿Acaso
esas buenas personas, tan musulmanes como el que más, que dedican su
día a día a salir adelante como pueden, han pedido que la
exteriorización final de su duro transitar por la vida en Europa sea asesinar
a sangre fría?
Repito la
pregunta. ¿Por qué son los cuatro perturbados que planean y cometen
atentados a los que debemos designar como expresión del dolor y
humillación de su pueblo, en lugar de los cientos de miles, incluso
millones, que siguen con su (dura) vida diaria sin hacer daño a
nadie?
Parece que
algunas mentes privilegiadas han decidido que son los violentos, los
criminales, los que llevan la voz cantante cuando de declarar el
sufrimiento de su gente se refiere. El resto no deben pasar de ser
unos pusilánimes que no se atreven a plantar cara al malvado
Occidente hinchando sus calzoncillos de dinamita. Si hasta intentan
llegar hasta el corazón del viejo continente para ponerse nada menos que a
vivir y prosperar ahí, ¡sin matar a nadie! ¿Qué clase de musulmán
decente y con conciencia de clase haría eso? A este sinsentido llevaría la pendiente resbaladiza de su pensamiento.
Pues en esas
estamos. La izquierda más imbécil, ignorante y protoreligiosa,
pretendiendo defender al pueblo musulmán lo está sepultando bajo un
montón de inmundicia, nada menos que avalando a los terroristas como
sus legítimos representantes en esta Europa cruel y despiadada que han construido en su cabeza. Con semejantes defensores para qué necesitan a la ultraderecha, me pregunto.
Por favor, lean como complemento, por supuesto muy superior, este artículo de Letras Libres: Occidente siempre tiene la culpa.
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