miércoles, 13 de febrero de 2008

La libertad de expresión no abarca ni las injurias ni las calumnias

Está bastante extendido el concepto de que todas las ideas son respetables y merecen un mínimo de consideración, ante lo cual tengo que revelar mi más profundo desacuerdo. Ni todas las ideas son respetables ni merecen la misma cuota de respeto, y decir lo contrario es una falacia generalmente orientada a dulcificar posturas que difícilmente pasarían por un mínimo tamiz ético.

Un ejemplo de lo que digo sería lo afirmado por Mariano Rajoy en la reciente entrevista con Iñaki Gabilondo. Dijo Rajoy, preguntado por la últimas manifestaciones de la jerarquía católica, que le sorprendían las reacciones suscitadas por lo que no era sino un ejercicio de libertad de expresión. Recordemos que en su última concentración de fieles en la madrileña plaza de Colón se dijeron cosas como “el laicismo conduce a la disolución de la democracia” o que "es un fraude y un engaño" que construye "desesperanza", y en un reciente documento de evidente cariz electoral llevaban a término un posicionamiento incoherente con otros mantenidos no hace tantos años y que jamás fueron puestos en tela de juicio.

A Rajoy, por tanto, le sorprende que se critique la mentira, la incitación al odio y la hipocresía. Le sorprende que una institución que presume de valores morales hasta el punto de intentar convertirlos en predominantes exhiba un comportamiento justamente opuesto a esa moral que defiende.

Las opiniones no siempre son respetables, reitero. Yo podría decir que Rajoy tiene aspecto de pederasta y que, por ello, debe ser pederasta, y utilizar ésta bitácora para proclamarlo a los cuatro vientos y generar un rumor al respecto. ¿Estaría ejerciendo libremente mi derecho a la libertad de expresión? Lógicamente no. Esa libertad de opinar termina donde comienza el derecho al honor de Rajoy, y si yo no dispongo de pruebas, habida cuenta de tratarse de una imputación que sobrepasa el simple insulto para entrar en el terreno de la calumnia (delito tipificado en el código penal), me convertiría de facto en un calumniador digno de ser denunciado.

En el caso de la tropa jerárquica católica, la afirmación “el laicismo conduce a la disolución de la democracia” atenta contra el honor de todos los laicos y diaboliza a todo aquel que se sienta afín al laicismo señalándole como partidario de abolir nuestro sistema político vigente con todo lo que eso conlleva. Amén de ser mentira por, entre otras cosas, indemostrable.

Otro tanto ocurre con el talibán de las ondas, Federico Jiménez Losantos. En algún foro de los que participo con abundancia de cavernícolas se le defiende cada vez que alguien le denuncia por calumniador apelando a la libertad de expresión, y ésto es una de las mayores perversiones que, a mi juicio, vivimos hoy día en nuestra democracia. Un Estado de Derecho no puede permitirse ver como el insulto, la calumnia, la injuria y el ataque descarnado al honor son moneda corriente amparándose en el derecho a expresarse en libertad. Me parece increíble que haya personas necesitadas de una explicación como ésta y que ni aun así sean capaces de entender que el paraguas de la libertad de expresión no puede abarcar las calumnias ni las injurias. Bueno, posiblemente lo entiendan, pero su sectarismo les impide admitirlo públicamente y les lleva a embestir contra quienes no hacen otra cosa que proteger su honor acudiendo al juzgado, señalándoles como opresores y conculcadores de derechos básicos pese a que su proceder se ajusta milimétricamente al normal funcionamiento democrático.

Y ahí radica, en mi opinión el problema. Quienes aceptaron a regañadientes la democracia aprovechan cada ocasión a tiro para boicotearla y desacreditarla, tanto a su esencia como a sus mecanismos de funcionamiento. Algunos, los que ostentan cargos de relevancia pública, van pasito a pasito, con el tiento producto de saberse objeto de atención mientras que, los que se refugian en el anonimato que proporciona la red, se muestran más explícitos y desafiantes.

Sea en un partido político, en un cónclave de obispos o en un foro de internet, están ahí y cada día son más transparentes, lo cual les hace más reconocibles al primer golpe de vista. Es lo único bueno que tienen.

5 comentarios:

  1. Eso de respetar las ideas es una gilipollez.

    Es a las personas a las que hay que respetar, independientemente de sus ideas u opiniones. Estas son, y deben ser siempre entre personas pensantes, objeto de crítica y debate.

    Un ejemplo: ¿hay que respetar las ideas de un nazi que niegue el holocausto y abogue por exterminar a los "sudacas que vienen a violar a nuestras mujeres"? No.

    ¿Habría que respetar los derechos humanos del mismo nazi? Aunque nos cueste un esfuerzo, si.

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  2. (Sigo, que le he dado al botonico sin querer)

    Por tanto, esa postura de la iglesia y de su interesado adalid, no es más que una trampa para ingenuos, estúpidos o ambas cosas: la iglesia debe tener libertad de expresión para decir lo que quiera pero los demás no tenemos libertad de expresión para criticar lo que dice. Y si criticamos, entonces le quitamos su libertad.

    Una falacia argumental simple, burda, pero muy efectiva para las mentes adoctrinadas cada mañana en el odio, el insulto y la mentira. Que gran labor evangélica, a fe mía.

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  3. Pero tranquilo Flashman. En este pais no se toleran injurias y calumnias. Est no se permite ni echando mano del derecho a la libertad de expresión. ¿O no te enteraste de lo que les pasó a los humoristas de "El Jueves"? ;-)

    En cuanto a tu frase, con la coincido plenamente:

    "Quienes aceptaron a regañadientes la democracia aprovechan cada ocasión a tiro para boicotearla y desacreditarla"

    No sé, no sé; me recuerda a aquello que se dice de los terroristas: Que aprovechan la democracia, su grandeza, sus garantias y su libertad para destruirla.
    A ver si va resultar que los curas y sus voceros no están tan lejos de los terroristas (sino en las formas de sus métodos, sí en el fondo de sus intenciones). Lagarto, lagarto.

    Pedro Pelija

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  4. He tenido que enviar el mensaje anterior como Anónimo y firmarlo debajo, como éste porque no hay manera de que salga de otra forma, o yo no sé como hacerlo. ¿Me orientas? Gracias


    Pedro Pelija

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  5. Hola Pedro. Sólo tienes que elegir identidad "Nombre/URL" de las tres que se te ofrecen, tal y como yo acabo de hacer.

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