El pseudoperiodismo de El Mundo

Cuando un medio se esmera mucho en elegir siempre el titular más perjudicial para alguien -siempre el/los mismos- se convierte en tendencioso y partidista. El Mundo sabe mucho de ésto, pero recordemos un par de momentos estelares.

Febrero de 2005, elecciones europeas. Con una participación del 42%, un 76% de votos a favor y un 17% en contra, el diaro de Pedro J. Ramírez tituló:

Rotunda victoria del 'sí' a la Constitución con una participación baja pero aceptable

Ahora nos vamos junio de 2006 y al referéndum sobre el Estatuto catalán. La participación fue del 49,4%; el voto a favor sumó un 73,9% y el voto en contra el 20,76%, cifras muy similares a las de las europeas. Sin embargo, el titular de El Mundo fue:

La mayoría de los catalanes da la espalda al Estatuto que les define como 'nación'

Tremendo, ¿no?

Pues ha vuelto a ocurrir al hilo de la votación efectuada ayer en el parlamento europeo sobre el proceso iniciado por el gobierno para acabar con ETA. Si tenemos en cuenta que el europarlamento cuenta con 732 escaños, la participación (656 votos emitidos) ha sido del 89,6%; el porcentaje de votos a favor (321) es del 48,9% y el de votos en contra (311) del 47,41%. Y El Mundo titula:

Menos de la mitad del Parlamento Europeo apoya el diálogo con ETA

Pero es que no es lo mismo dirigir los dardos siempre en una misma dirección (el gobierno y, en especial, Zapatero) que hacerlo y que se desprendan daños colaterales hacia personas no deseadas (en el caso de las elecciones europeas, Mariano Rajoy, quien apeló al voto afirmativo). No, no se le hace eso a alguien a quien se entrevista en plena jornada de reflexión electoral, con toda la ciudadanía traumatizada por los atentados del 11-M, para preguntarle cosas como "Si gana usted las elecciones, ¿va a mantener la misma política en la lucha antiterrorista?", "¿usted cree que sería bueno que de las elecciones saliera un gobierno fuerte?" o "Si usted es el próximo presidente, ¿conoce algún camino que permita remansar todo esto?".

Los caminos de la infamia son inescrutables, pero parece que Pedro J. se los conoce todos.