martes, 12 de enero de 2021

Los discos de Rush ordenados de peor a mejor


20. Feedback (2004)

¿Realmente necesitaba Rush un disco de versiones? Como músico parece que uno siempre siente la necesidad de rendir honores a los que considera sus maestros, cosa que no me parece mal. El problema surge cuando la cosa se convierte en un festival retro en el que nada de lo que suena supone aporte alguno, ni para la banda que lo ejecuta ni para las piezas objeto de homenaje. Las canciones escogidas son absolutos clásicos, tanto que produce cierto cansancio volverlas a escuchar, y son interpretadas en modo trío básico de rock, sin mayor aditamento. No es un disco que moleste pero sabes desde su primera escucha que es un relleno en su discografía.

- Fortalezas. Es directo y no dura mucho. La versión del “Seven and Seven is” de Love es notable, la que más le pega a Rush.

- Debilidades. Hay que ser muy amante de lo retro para apreciarlo. A veces se le percibe sobreproducido y con guitarras saturadas, sobre todo en “Summertime Blues”.


19. Presto (1989)

Supone el inicio de la cuarta etapa del grupo. De la mano del productor Rupert Hine adquirieron un sonido muy ligero y más cercano al pop que nunca antes. No obstante, lo que coloca a “Presto” en esta posición es su colección de canciones, muchas de ellas de perfil muy bajo y que parecen descartes de sus discos previos. No siempre el experimento de explorar sonidos nuevos sale bien.

- Fortalezas. Algunas canciones como “The Pass”, “Presto” o “Available Light” suben un poco la media.

- Debilidades. Otras, en cambio, como “Hand Over Fist”, “Red Tide” o “Scars” se encuentran sin lugar a dudas entre lo más mediocre de su carrera.


18. Caress of Steel (1975)

Este fue el tercer disco de Rush y el tercero en el que mantenían la misma fórmula. Aquí ya empezaron a sonar redundantes, y de su época hard-rock es el álbum al que da más pereza volver. No es de extrañar que fuera su primer revés comercial.

- Fortalezas. El potente inicio con “Bastille day” y algunos de los riffs contenidos en el disco, que mantienen el tipo.

- Debilidades. Las dos canciones largas, que ocupan más de la mitad del disco, se hacen algo pesadas de escuchar, en especial “The Fountain Of Lamneth” presenta un enorme desfase entre pretensiones y resultados. Álbum repetitivo respecto a los dos anteriores.



17. Rush (1974)


Sabiendo lo que vino después no podíamos esperar un puesto elevado para su disco de debut. Presentados al mundo como una versión norteamericana de Led Zeppelin y con un chillón Geddy Lee al frente como un trasunto de Robert Plant, les quedaba mucho por recorrer.

- Fortalezas. El primero de sus grandes riffs y el primero de sus grandes himnos: “Working man”, acompañados por otros grandes temas como “Finding my way” y “What you’re Doing”.

- Debilidades. El tono de voz de Lee hace que muchos no terminemos de conectar con esta etapa, y eso que fue aquí donde todo comenzó.


16. Snakes and Arrows (2007)

La última etapa de Rush, la más ecléctica y dispersa, no fue precisamente la que nos dejó mejor sabor de boca. Este fue un disco con cierto regusto retro pero evidencia que, a efectos compositivos, el trío canadiense ya no estaba en su mejor momento. Parece querer sonar añejo pero también alternativo, como queriendo satisfacer a ambas parroquias, lo que deja a “Snakes and Arrows” un poco en tierra de nadie.

- Fortalezas. Tras un disco sin teclados como “Vapor Trails” (2002) aquí son traídos de vuelta, pero como sutil acompañamiento, lejos de los excesos de los años 80. “Far cry”, “Armor and Sword”, “Faithless” y “We Hold On” encarnan esa fusión entre lo antiguo y lo actual llevado con acierto mientras que “The Main Monkey Business” es un buen instrumental con sabor setentero.

- Debilidades. El disco empieza bien pero poco a poco las carencias se van notando. Deja al final una sensación de que ya no es posible llegar más allá. Abundan las medianías como “Spindrift”, “Working them Angels”, “The Way the Wind Blows”, “Good News First” o “Bravest Face”.

15. Vapor Trails (2002)


Fue el retorno al estudio tras las desgracias personales sufridas por Neil Peart y que a punto estuvieron de llevarse por delante a la banda. Prescindieron por completo de teclados y dieron todo el protagonismo a la guitarra de Alex Lifeson, quizá como no la tuvo nunca desde sus primeros discos, pese a lo cual no hay solos en todo el álbum. Es un disco muy enérgico, de sonido muy fresco y fuerza casi punk, muy saturado, pero falla en un aspecto esencial: las canciones. Hay unos altibajos enormes, fallando con estrépito en muchos estribillos, y con piezas que se encuentran fácilmente entre lo peor de su trayectoria. Años después lo reeditarían con otra mezcla alegando que la original no les dejó contentos, pero su problema principal no era ese.

- Fortalezas. Las canciones buenas son muy buenas: “Earthshine” y “Secret Touch” son clásicos instantáneos siendo “Ghost Rider” la tercera en discordia.

- Debilidades. Hay un montón de temas que se quedan a medio camino, se les ve potencial pero no terminan de cuajar, lo cual es frustrante. Ocurre con “Ceiling Unlimited”, “Peaceable Kingdom”, “Vapor Trails”, “Nocturne”, “How it is” y “Freeze”; todas ellas fallan en el estribillo, el desarrollo o en el riff. Muy por detrás, “The Stars Look Down” y “Out of the Cradle” pueden tranquilamente estar en el top 5 de sus peores canciones de siempre.

14. Clockwork Angels (2012)


Para terminar su bagaje en estudio, y demostrando que el pozo de las ideas ya estaba más que consumido, Rush acometió un ejercicio de autoplagio en el que no pocas canciones recordaban lo ya compuesto en el pasado. Quisieron reverdecer antiguos laureles hardrockeros y, como venía siendo la tónica durante esta última etapa, les salió un álbum irregular, incapaz de mantener un mínimo equilibrio. No faltan momentos intensos como tampoco otros bastante insustanciales.

- Fortalezas. Adelantar “Caravan” y “BU2B” a través de su web fue todo un acierto ya que son dos de sus mejores cortes. “Seven Cities of Gold” es toda una llamada al headbanging y el estribillo de “The Wreckers” es el mejor compuesto en toda esta última etapa.

- Debilidades. De nuevo, la irregularidad. Y tener que autoplagiarse para sobrevivir: el riff de “Headlong flight” es casi clavado al de “Bastille day” (Caress of Steel, 1975); “Halo Effect” remite claramente a “In the End” (Fly by Night, 1975) y a “Half the World” (Test for Echo, 1996) ¡y con violines a lo Aerosmith!; “Seven Cities of Gold” tiene un riff sospechosamente parecido al de “One Little Victory” (Vapor Trails, 2002) y “Wish them Well” y “The Garden” perfectamente encajarían en Presto (1989) o Roll the Bones (1991). A eso le tenemos que añadir temas poco solventes como “Carnies” o The Anarchist”.







13. Hold your Fire (1987)

Los 80 fueron una época que sentó bien o mal a Rush según con quien se hable. “Hold your Fire” venía precedido de la producción exuberante de “Power Windows” (1985) y, aún con el mismo productor, se nota que buscaron un sonido más maduro, menos ampuloso y más comedido que su antecesor. Vino a ser como un “Power Windows” sin esteroides, lo que, sin embargo, no se tradujo en un mejor álbum. Es como un paso intermedio entre el synth rock ochentero y la etapa alternativa que vendría tras el directo “A Show of Hands” (1988).

- Fortalezas. La fusión entre sintetizadores y guitarras funciona en “Open Secrets” y “Prime Mover” mientras que “Mission” se alza como uno de sus mejores temas melódicos. A señalar que la voz de Geddy Lee comenzó a alcanzar un interesante punto de madurez.

- Debilidades. En cambio, “Lock and Key” es un ejemplo de que los 80 a veces fueron deplorables para el rock. De tanto que quisieron rebajar la sobreproducción en algunos temas hay poca nitidez instrumental. Por ejemplo, a Neil Peart apenas se le escucha en “Time Stand Still” (una estupenda canción pop) algo imperdonable que le ocurra a un batería como él; otros temas como “Force Ten” o “Turn the Page” son simplemente pasables mientras que “Thai San” es un experimento absolutamente intragable.


12. Fly by Night (1975)

No es que este disco sea muy diferente de la terna con la que conforma la primera etapa del grupo, pero tiene a destacar que es el primero con la formación definitiva de Rush, una vez incorporado Neil Peart a la batería. Y, bueno, el resultado final me parece mejor que lo ofrecido en “Rush” o “Caress of Steel”.

- Fortalezas. “By-Tor and the Snow Dog”, el segundo de sus grandes temas largos; “Anthem” es uno de los mejores comienzos de disco que tienen y “In the End” uno de sus mejores finales.

- Debilidades. La voz de Geddy, ay, la voz de Geddy… Ah, y esa horrible portada.


11. Counterparts (1993)

En plena eclosión alternativa Rush regresaron de sus devaneos synth y pop para volcarse de nuevo en el rock. Es uno de sus discos de más éxito comercial pero no por ello deja de padecer defectos que ya he glosado en descripciones previas: es tremendamente irregular, con canciones muy buenas y otras que parecen rellenos o composiciones sin terminar de afinar.

- Fortalezas. Tremendo comienzo con la más progresiva “Animate”, seguido de la simple pero efectiva “Stick it Out”, declarando expresamente su vuelta al rock. “Double Agent” explora ambas facetas y “Cold Fire” acierta con un buen estribillo de rock melódico. “Leave that Thing Alone” es uno de sus grandes instrumentales.

- Debilidades. Canciones más o menos fallidas y que apetece poco escuchar como “Cut to the Chase”, “Alien Shore” o “Between Sun and Moon”; una balada que se pretende épica y sentida como “Nobody’s Hero” pero suena melosa, al igual que “The Speed of Love”.


10. Grace under Pressure (1984)

Aunque ya habían entrado en el mundillo de los sintetizadores, la producción de “Grace under Pressure” les colocó como uno de los máximos exponentes del rock sintetizado. El contexto de guerra fría y de apocalipsis inminente impregnaba sus letras acompañando ese regusto a ciencia ficción que destilan sus arreglos y su portada. Las guitarras están más opacadas que nunca perdiendo mucho protagonismo en favor de un empaque sonoro que, aunque ahora suene pasado de moda, todavía conserva su punto fascinante.

- Fortalezas. La sensación de que se trata del sonido de una época, llámenlo nostalgia, quizá hay que haber vivido los 80 para apreciarlo. Parece la banda sonora de una película post apocalíptica. Dos canciones clave: “Distant Early Warning” y “Red Sector A”, ambas formidables, bien acompañadas por “Between the Wheels” y “Afterimage”.

- Debilidades. La producción, de perfil bajo, echándose de menos guitarras y batería más en primer plano. Algunas canciones pasan sin pena ni gloria, como “Kid Gloves” y “Red Lenses”.


09. A Farewell to Kings (1977)

Es el inicio de la segunda etapa de Rush, la progresiva. Empiezan a introducirse teclados y se abandona el sonido zeppeliniano. Sin duda, la etapa más fecunda y la que acoge mayor número de críticas positivas. La que ha colocado a Rush en el lugar que ocupa actualmente.

- Fortalezas. Pese a que siempre se habla de “Xanadu” (¿cuánto del famoso riff de “Sweet child o’mine” de Guns ‘N’ Roses está cogido de aquí?) como su primer gran tema largo puramente prog siempre me he quedado con “Cygnus X-1”, mucho más poderoso y salvaje. El tema homónimo y, claro está, “Closer to the Heart”, quizá el clásico entre clásicos del grupo.

- Debilidades. Aunque hay acercamientos a la moderación vocal, Geddy aún mantiene un tono agudo por el que muchos no le tragan. La producción es un poco tosca.


08. Test for Echo (1996)

Un disco infravalorado que casi nunca veo en posiciones altas en las distintas clasificaciones discográficas que hacen del trío. Yo, en cambio, lo veo como un disco equilibrado, sin apenas altibajos, bien producido y con un buen puñado de buenas canciones. Y rockero, más que su antecesor, Counterparts (1993).

- Fortalezas. Lo dicho, sus temas. Quizá no sean muy complejos, ni haya un hit que destaque mucho sobre los demás. Son directos, concisos y bien ejecutados. “Test for Echo”, “Driven” y “Dog Years” son cañeros y con guitarras a pleno pulmón. “Virtuality” engancha enseguida con uno de sus mejores riffs en años, lástima de letra ya totalmente desfasada. “Resist” es una balada muy superior a “Nobody’s Hero” y “Limbo” es una estimable aproximación instrumental al post-rock.

- Debilidades. Quizá se les achaque haberse subido en exceso al carro alternativo en lugar de buscar una propuesta más personal.


07. Signals (1982)

Inicio de su tercera etapa, donde tanto los sintetizadores como la new wave al estilo The Police comenzaron a ganar terreno de verdad. Última colaboración con Terry Brown, el productor que les acompañó desde sus inicios hasta la cima.

- Fortalezas. Demostraron que el trío podía adaptarse a los tiempos sin dejar de escribir canciones de calidad, que al final es lo que más cuenta. Imprescindible “Subdivisions”, impecable el trabajo de Peart en esta canción. El solo de Lifeson en “The Analog Kid” es antológico y en general hay un buen nivel compositivo acompañado de un Lee cada vez más comedido en las voces.

- Debilidades. La paulatina entrada de sintetizadores en su música no es del agrado de todos los fans, así como sus influencias reggae y new wave.


06. Hemispheres (1978)

Concebido como una continuación de “Cygnus X-1”, tema de “A Farewell to Kings” (1977) es un disco enteramente progresivo, desde su suite inicial hasta los temas cortos pasando por su último instrumental. Pocas objeciones hay que ponerle a este trabajo.

- Fortalezas. Casi todo es un acierto, desde la larga suite inicial “Cygnus X-1 Book II” hasta, y sobre todo, su segunda mitad, con tres temas imprescindibles: “Circumstances”, “The Trees” y el insuperable instrumental “La Villa Strangiato”.

- Debilidades. Quizá la suite inicial se haga algo dispersa por momentos y no despierte el mismo interés en toda su extensión.


05. 2112 (1976)

Fue su primer gran éxito y hoy es referencia imperdible dentro de su discografía. La suite que le da nombre es un clásico absoluto del hard-rock progresivo y sus sucesivas representaciones en vivo solo la han hecho aún más grande.

- Fortalezas. Ya se ha dicho, la suite inicial, junto a canciones que no son ni mucho menos comparsas como “A Passage to Bangkok” (tremenda guitarra rítmica) o la semiacústica “Lessons”.

- Debilidades. Inevitablemente, en su segunda mitad baja el pistón, pero es algo que ya importa poco después de haber escuchado una descarga tan abrumadora en su primera parte.


04. Power Windows (1985)

Este disco es, simple y llanamente, los 80. Con todo lo bueno y todo lo malo. La producción es absolutamemente apabullante, con las guitarras, los sintetizadores y las percusiones, todo en primer plano, sin sonidos velados. Pero cada cosa en su sitio y sonando de fábula. Escuchando “Power Windows” uno siente que es capaz de conseguir lo que se proponga, llevado en volandas por la épica. Pocos discos consiguen trasladarme una sensación de euforia como esta.

- Fortalezas. Es difícil no contagiarse del triunfalismo que irradia. Uno de los pocos casos en que la sobreproducción, lejos de intimidarme, desata mi entusiasmo. Y las canciones, inolvidables, difícil destacar una sola, pero me quedo con la épica de “Marathon” y la elegancia de “Middletown Dreams”.

- Debilidades. El sintetizador en “Emotion Detector” es un horror.


03. Roll the Bones (1991)

Si antes hablaba de elegancia, este adjetivo se debe aplicar a todo este álbum, otro de los que percibo infravalorados. Sucesor de “Presto” (1989), suena como un clon suyo ya que comparten productor, pero la gran diferencia son las canciones. Si dos años antes la inspiración solo apareció a ráfagas, aquí les sobró y tuvieron para dar y regalar. Disponen de pocos discos con un repertorio tan sólido desde el primer hasta el último corte.

- Fortalezas. Sin lugar a dudas, el mejor trabajo vocal de Geddy Lee en estudio, sonando como un vocalista maduro sin necesidad de recurrir a esos agudos chirriantes. Cada canción es una lección de como hacer pop rock elegante y con enorme gusto. Los coros de Alex Lifeson también brillan, sobre todo en “Bravado” y “The Big Wheel” (qué maravilla de estribillo), dos de sus mejores cortes. “Wheres’s my Thing” entra en el olimpo de sus grandes instrumentales y “Ghost of a Chance” es una clase magistral de cómo hacer una canción pop con clase.

- Debilidades. Iba a decir que el rap del tema homónimo, muy criticado en su día, pero va escoltado por un estribillo tan pegadizo que casi toda su relevancia adversa queda neutralizada. Y quizá “Face up”, su corte más convencional.


02. Permanent Waves (1980)

No por nada la etapa progresiva de Rush es la más valorada, pero es que su caudal creativo no parecía tener límites por aquella época. Aquí nos entregaron una obra que admite pocas objeciones. Seis enormes canciones de puro rock con multitud de matices, guitarras demoledoras, teclados que solo entraban para cuadrar el conjunto y una armonía entre los tres componentes del combo que serían capaces de superar tan solo un año después.

- Fortalezas. Las canciones, todas, impresionantes, tanto las cortas como las extensas, las lentas o las veloces, y en la dosis justa para no saturar y dejar con ganas de más. “The Spirit of Radio”, “Jacob’s Ladder”, “Entre Nous”… Clásico entre clásicos.

- Debilidades. Quizá la sensacional “Natural Science” se alargue demasiado en su segunda mitad. Pero solo quizá.


01. Moving Pictures

No soy original. El final de su etapa progresiva nos trajo su mejor trabajo y el más exitoso, la reconocida unánimemente, aunque es algo siempre sujeto a discusión, como su obra cumbre. Justo cuando comenzaban a abandonar el estilo para abrazar nuevas influencias, que ya aquí comenzaban a esbozarse. Quizá por ello es superior a su antecesor, por atreverse a ir más allá cuando parecía que ya habían llegado a su cima. A efectos de producción suena igual que “Permanent Waves”, pero va un paso por delante en todo lo demás.

- Fortalezas. El inmejorable repertorio, el arte del trío llevado a su máxima cota. Piezas como la indispensable “Tom Sawyer”, la riqueza rítmica de “Red Barchetta”, el virtuosismo instrumental de “YYZ”, el lirismo pop de “Limelight”, el atronador riff principal de “The Camera Eye”, los sintetizadores de otra dimensión en “Witch Hunt”, los apuntes reggae de “Vital Signs”. No hay pegas. Todo un regalo poder escuchar discos como este.

- Debilidades. Bueno, siempre pensé que la parte central “The Camera Eye” podría haberse trabajado un poco más, pero con un riff como ese a quien le preocupa semejante pequeñez.


AÑADIDO
Sabido es por cualquier fan que Rush acostumbraban a publicar un disco en directo, al principio doble, por cada cuatro discos en estudio. A partir de la popularización de formatos como DVD y el Blu-Ray las ediciones en vivo se multiplicaron hasta que esta costumbre dejó de tener el sentido de antaño, con publicaciones como “Rush in Rio”, “R30” o “Time Machine”. No obstante, he escogido el triple directo “R40” como legado último de su quinta etapa y broche final a su carrera.

5. R40 (2015)

Triple disco con el que considero que pusieron fin a su quinta etapa y, quizá sin pretenderlo, a su carrera. Publicado en 2015, evidencia cómo la edad hacía mella en estos tres músicos. A Geddy le cuesta modular la voz y son frecuentes los gallos, y tanto a Alex como a Neil, aquejados de problemas articulares, se les aprecia más lentos y rocosos. A esto le unimos un sonido no tan cuidado como acostumbran y un setlist que en muchos casos es repetición de lo ya publicado en otros álbumes en vivo. Tiene momentos brillantes pero que deja claro que es el final de una trayectoria.

- Fortalezas. Rescatar algunos cortes no habituales en sus directos como “Between the Wheels”, “The Camera Eye” o “Losing it”.

- Debilidades. Por momentos, da cierta grima escuchar algunos desvaríos vocales de Geddy, ya muy poco capaz de variar de registro. El sonido es menos pulcro de lo habitual en sus directos. De nuevo, los mismos temas una y otra vez.


4. All the World’s a Stage (1976)

Rush jóvenes, vigorosos y con ganas de comerse el mundo. Geddy está en pleno apogeo vocal de su chillona voz y los solos y riffs suenan demoledores. Un disco zeppeliniano de hard-rock salvaje que mantiene un gran nivel.

- Fortalezas. La frescura y energía que desprende la grabación. La versión de “2112” suena atronadora. Buena selección de temas dentro de lo que llevaban publicado.

- Debilidades. Los menos entusiastas del Geddy con el tono vocal más agudo no lo disfrutarán igual. Quizá sea demasiado heavy para sus fans más progresivos.


3. Different Stages (1998)

Es un doble disco al que se le añadió un tercero con una actuación inédita de 1978. Los dos primeros CDs cuentan con un sonido impecable y un repertorio centrado en su etapa alternativa, injustamente ninguneada por la afición, pero aunando todavía un buen número de clásicos.

- Fortalezas. Un gran sonido y un gran estado de forma general del trío en los dos primeros CDs. Gran interpretación de toda la suite “2112” y de “Natural Science”.

- Debilidades. No me gusta que los grupos de rock publiquen una y otra vez discos en directo con el mismo material, aunque sea grabado en distintas épocas y lugares. ¿Pagar una y otra vez por lo mismo? No, gracias, gran parte del tercer disco ya lo teníamos en “All the World’s a Stage”. Injusto olvido de la época ochentera.


2. Exit… Stage Left (1981)

Como culminación de su etapa progresiva publicaron el que para muchos es su mejor directo. Son numerosos los momentos estelares de este doble álbum, en especial el que, a mi entender, es el mejor solo de batería grabado por Neil, en mitad de una majestuosa versión de “YYZ”. Tremebundo también el solo de guitarra de Alex en “La Villa Strangiato”, que pone los pelos de punta.

- Fortalezas. El repertorio es incontestable, notándose que estaban en su mejor momento interpretativo como banda. Una joya del progresivo de la época.

- Debilidades. La verdad, no se me ocurren.



1. A Show of Hands (1988)

Este es un disco de especial significado para mí, es algo emocional. No fue el primero que escuché de Rush pero sí fue el que los colocó en la cumbre de mis gustos, en la cima de mis preferencias. Desde entonces no ha habido nadie más por delante y, en gran medida, fue gracias a este doble álbum, que glosa lo mejor de su etapa ochentera. Ejemplifica como ningún otro lo que en su día entendí como “Rock Total”.

- Fortalezas. La grabación es espectacular, con esa frescura y desparpajo tan ochenteros. No hay ningún corte que no supere a su versión de estudio, y algunos de ellos ya eran más que buenos, con menciones especiales para “Marathon”, “Time Stand Still” y “Mission”. Geddy alcanzó aquí su mayor nivel como vocalista en vivo.

- Debilidades. Hubiera estado bien un “Tom Sawyer” o un “YYZ” en este contexto, cosa que dejaron para la versión en VHS.


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