
Los Live de grandiosos discos como Throwing Copper (1994) o The Distance To Here (1999) ya no existen, son cosa del pasado. Y no es que su presente no sea digno, que lo es, pero el hueco que uno les tenía destinado en el corazoncito no puede albergar la memoria de lo que fueron y, al mismo tiempo, la realidad de lo que son ahora. Personalmente me quedo con lo primero porque el presente no aguanta comparación alguna con el pasado; sencillamente, no hay color. Los creadores de joyas como I Alone, Lightning Crashes, All Over You, The Dolphin´s Cry o Meltdown suenan en su nuevo disco, Songs From Black Mountain, más parecido a los recientes y exitosos Maroon 5 (sin que ello sea algo intrínsecamente malo) que a la época en la que aparejaban de forma inigualable rabia rockera, canciones de calidad y ventas masivas; recordemos las 12 millones de copias despachadas del deslumbrante y poderoso Throwing Copper.
Seguiré consumiendo la música de Live, sí, porque algo de magia le queda, por escasa que sea y por trivial que resulte al lado de sus magnas obras. Sea éste el particular tributo que rindo a una de las bandas de mi vida.
Vaya nicks que elegimos...
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