Desde la progresiva penetración en el mercado informático de productos creados a partir de software libre, éste amenaza cada día más la hegemonía de Microsoft en el mundo del PC. Las aplicaciones basadas en Linux demuestran en muchos casos estar a la altura de los programas que millones de personas manejan en Windows, mientras que sistemas operativos generados a partir de Linux como Ubuntu o SuSE, dos de los muchos que existen, consiguen que sus usuarios terminen olvidando (casi) por completo las cada día más denostadas Ventanas de Bill Gates.
En mi caso llevo meses utilizando Ubuntu a nivel de usuario, lo cual no me convierte en un experto pero si creo haber aprendido lo suficiente como para hacer un análisis de cierta profundidad sobre los pros y los contras que conlleva pasarse a Linux. En gran medida puedo afirmar que podría seguir llevando a cabo mi tarea profesional habitual si arrojara Windows a la basura y lo sustituyera por Ubuntu y su software allegado. Pero digo "en gran medida" porque, ay, no todo es oro lo que reluce en Linux.
Empecemos con lo bueno. Ubuntu es tan intuitivo como pueda serlo Windows, funciona igualmente con ventanas y un sistema de carpetas y ficheros. Realmente no hay gran diferencia en este aspecto. Una de las grandes ventajas de cualquier SO Linux es que te olvidas de virus y programas espía: sencillamente no existen en Linux. Supongo que todo se andará, pero por el momento el software de detección de éstos elementos indeseables es por completo innecesario.
Luego está la sobreabundancia de aplicaciones para los más diversos quehaceres, desde diseño hasta ofimática pasando por programación o internet. En muchos casos son del todo eficaces y no se echan de menos sus oponentes en Windows. OpenOffice es un más que digno rival para el clásico Office de Microsoft en materia de suites ofimáticas; InkScape puede competir con Corel Draw o Illustrator en el terreno del diseño gráfico, siendo acompañado por Scribus a la hora de maquetar al estilo del clásico QuarkXpress; diseño 3D con Blender, quizá algo complicado al principio pero no menos que 3D Studio MAX; Kino o el más complejo Cinelerra para edición de vídeo.... En fin, hay alternativas a programas de toda índole aunque no todas las áreas se ven igualmente cubiertas, tal y como expondré en el capitulo de inconvenientes.
Sobre la estabilidad del sistema, Ubuntu supera largamente a Windows. Esos históricos cuelgues que hemos sufrido todos con cualquier versión, desde la 3.1 hasta el Vista quedan casi para el olvido. Y digo casi porque Ubuntu también se cuelga, sí, pero al menos según mi experiencia con mucha menos frecuencia, lo que otorga mayor tranquilidad a la hora de trabajar. Y qué decir de tener disponible todo este software completamente gratis. El ahorro en licencias es algo que sólo pueden valorar quienes las tienen que pagar.
Luego vienen las pegas. Tal y como decía, si bien hay alternativas decentes en un gran espectro de necesidades, en cuanto a CAD y tratamiento de imagen Linux aún se queda bastante corto: no hay réplica por el momento equiparable a Photoshop o AutoCAD, dos de los programas de mayor solera en el segmento del diseño, ya que Gimp y sobre todo QCad (acabo de bajarme Medusa4 y parece más completo que éste último) no ofrecen ni de lejos las mismas prestaciones y solvencia. Rinden, no digo que no, pero se quedan cortos para quien demande herramientas profesionales de gran funcionalidad. Ubuntu admite la instalación de aplicaciones Windows a través del emulador Wine (o por medio de una máquina virtual, algo que he probado aún), pero no todas funcionan a plena satisfacción. Claro que si no te dedicas a las áreas en las que se enmarcan, olvídate del problema. Pero hay más.
La todavía escasa implantación mundial de Linux al lado del software de Microsoft hace que la gran mayoría de fabricantes de periféricos (impresoras, escáneres, esas cosillas...) no se molesten en incluir en el disco de controladores unos drivers para Linux, lo cual complica en extremo la instalación de muchos de éstos aparatos, alguno de los cuales se torna sencillamente imposible de configurar. Si se cuenta con hardware de cierta edad, lo más probable es no sea posible habilitarlo en una máquina con Linux instalado.
El inconveniente final viene del propio carácter de Linux. En Ubuntu muchas de las funciones han de introducirse por teclado, para lo cual hay que conocer los comandos apropiados. Es como volver al mítico y arcaico MS-DOS y conlleva una pequeña labor de reeducación en la que el usuario debe volver a ponerse las pilas tras años adocenado por las ventanitas del tito Gates. Es éste un aspecto que echará atrás (comprensiblemente, para qué negarlo) a más de un interesado en el universo del software libre. Windows regala facilidad de manejo, entendimiento rápido y nula complicación, justo lo contrario de lo que ofrece esta faceta de Linux. Sin embargo sólo hay que echarle un poco de voluntad e interes para superarlo.
No se si habré despertado el interés de alguien, pero pienso que vale la pena estudiar la posibilidad el cambio. Quizá sea preciso un cierto compromiso hacia el concepto de software libre y estar dispuesto a pagar el precio de sentirse en minoría.
Hombre, mi tema favorito. Cómo me alegra leer posts como este. Rigurosamente cierto todo lo que nos cuenta el Sr. Flashman, si se ve desde la óptica de un usuario generalista. La solución también está a la mano: el arranque dual, con XP en una partición y Linux en otra. De esta manera se podrá disfrutar de lo mejor de ambos mundos.
ResponderEliminarLa razón de que los virus no ataquen a Linux no reside en que los piratas no se hayan puesto en serio a atacarlo, sino en el propio diseño del software. En un entorno con permisos estrictos de ejecución los programas parásitos no lo tienen tan fácil para ejecutarse como en Windows.
Por cierto, lo de la falta de controladores lo acabo de vivir yo mismo al comprarme un ultraportátil Acer Aspire 751h. Me ha costado Dios y ayuda lograr que la pantalla de 1366x768 se vea en su resolución nativa.
¿Mi consejo? No cambies, instálate las dos cosas. Porque Bill Gates sea un gilipollas no vale la pena renunciar a algo desarrollado por Microsoft -me refiero a XP- que por una vez funciona razonablemente bien. Tam solo deberíamos renunciar a Vista, incluso si acabamos de comprar el ordenador con él instalado. Quítalo de ahí, formatea el disco duro y pon XP. Notarás una diferencia de rendimiento colosal.
En esas estoy, haciendo que Windows y Ubuntu cohabiten lo más pacíficamente que puedan. Aunque, ya que no me dedico a trabajar en casa, si mi hubiera podido instalar mi impresora y mi tarjeta de TV en Ubuntu no tendría ningún motivo para seguir utilizando Windows.
ResponderEliminarYo soy usuario de Ubuntu desde hace tres años, y de Linux mucho más tiempo; hace casi una década que uso Linux de forma prácticamente exclusiva. Mi experiencia es la contraria a la tuya: si hay problemas de controladores no es con hardware "antiguo" (más de 1-2 años), sino con el nuevo. Aprovecharé para contar una historia...
ResponderEliminarHace dos fines de semana le instalé un Ubuntu a mi cuñado en sustitución de Vista. Su impresora, una multifunción Epson (con escáner y tal) de 2 años y algo nunca funcionó con el sistema operativo original del equipo. Simplemente, "no era Vista-compatible". Naturalmente --mi cuñado es economista, no informático-- intenté instalar un Windows XP que tenía por ahí, pero el proceso de instalación se colgaba con un pantallazo azul. Así que probamos Ubuntu. La impresora funcionó a la primera, escáner y todo. Hubo problemas con la tarjeta gráfica, una NVidia de última generación para la que los últimos drivers empaquetados de la distribución no servían; pero instalé el último driver nativo del fabricante y fue a las mil maravillas.
Eso sí, le dejé montada una máquina virtual (Virtualbox) con un Windows XP para su programa contable. Casi no hay programas contables en Linux. Hasta el día de hoy está encantado...
Celebro que haya quien tenga experiencias positivas con Linux como la que cuenta Iván.
ResponderEliminarTengo que enterarme de que va eso del Virtualbox, es algo que veo mencionar mucho pero aún no he tenido tiempo de saber qué es.