Analicemos algunos detalles. Según el enlace de Telemadrid, medio proclive a las tesis antiabortistas, se fletaron 600 autobuses desde toda España. Poniéndonos en la opción más favorable para los convocantes, los autobuses podían ser de unas 75 plazas en vehículos de gran capacidad, por 600 unidades nos dan 45.000 personas. Telemadrid habla también de aviones y trenes pero no cita ni el número de unidades ni la cantidad de gente que transportaron, por lo que los a efectos de suma total de asistentes no deben suponer añadidos muy significativos. Pero seamos generosos y agregemos algunos miles más, hasta 50.000 (no olvidemos que ya hemos tirado por elevación con los autocares).
Ahora volvamos a las cifras oficiales. Dos millones según los convocantes y 1,2 millones según la CAM. Es decir, que según la organización, y siendo la población de Madrid capital de unos 3.200.000, el pasado sábado se dio cita en la manifestación contra el aborto el 60,90 % de la población madrileña, o lo que es lo mismo, más de la población total de Barcelona capital y más del total de votos que recibió el Partido Popular en toda la Comunidad de Madrid en las pasadas elecciones de 2008. En el caso de los números que maneja la CAM hablaríamos de un 37,5% de madrileños reunidos el pasado sábado o casi un 70 % de votantes del PP con respecto a los últimos comicios generales en toda la Comunidad.
Los que emiten esos guarismos no parecen ser conscientes de lo que entrañan, o consideran que quienes les escuchan, ávidos por escuchar la información que quieren oir, jamás les pondrán la menor pega, por disparatado que sea el dato que les ofrezcan.
Sólo el metro de Madrid mueve al día a 2,5 millones de viajeros repartidos en, según Wikipedia, 293 estaciones. Lo que nos están diciendo los señores convocantes y desde la CAM es que entre uno y dos millones de personas se han concentrado en unas pocas estaciones de metro y cercanías en apenas tres horas sin haberse producido ninguna situación de colapso en la red de transporte madrileña. Con semejante densidad de afluencia, por fuerza deberían haberse producido atascos en las vías de salida de dichas estaciones, con los consiguientes problemas que acompañan a toda aglomeración humana. ¿Alguien ha escuchado alguna noticia al respecto? Es algo que se sale de toda lógica y de toda proporción.
En cierto modo, inflar de ésta manera la cifra de asistencia es una forma de minusvalorar su propia capacidad de convocatoria. Conseguir invocar a 70.000 personas, o las 200.000 que dijeron las autoridades policiales sería ya un éxito. 70.000 asistentes es mucha gente, pero parece que si no se mueven en números de 7 cifras lo consideran un fracaso, como si la obsesión, la medida a superar fuera la concurrencia de la manifestación contra la guerra de Irak en 2003. Ésto último se me antoja harto difícil ya que el clamor popular de entonces se produjo simultáneamente en distintas ciudades españolas (y extranjeras) sin autobuses ni otros medios de transporte de por medio pagados por la organización.
Mención aparte merece la hipocresía de los convocantes y de muchos de quienes les apoyan. El portavoz del Foro de la Familia, Benigno Blanco, secretario de estado durante los 8 años del Gobierno de Aznar en los cuales no se tocó una coma de la ley del aborto el sábado aún vigente, tuvo el cuajo de decir lo siguiente en su discurso:
Una sociedad sana y humana no puede convivir con una ley permisiva del aborto,
ni con la actual, ni con la anunciada, ni con ninguna.
Ergo, Benigno Blanco colaboró de forma activa durante 8 años a que nuestra sociedad fuera un poco menos sana y humana al formar parte de un gobierno que no movió un solo dedo mientras se producían unos 500.000 abortos. Y este es el sujeto que se permite dar a la sociedad lecciones de moral. Si a ello le añadimos que hace suya la cifra de dos millones de asistentes, contra toda lógica y a todas luces falsa, ¿cabe calificar de cristiano el comportamiento de éste señor? A mí no me parece ningún ejemplo de moral cristiana. Mentir no es cristiano.
Termino con una última cuestión. Parece que cuando colectivos de artistas se manifiestan en favor del Gobierno es que son unos vendidos a los que se les premia con subvenciones y el canon digital. En cambio, organizaciones autodenominadas pro-vida, declaradamente antiabortistas que, a buen seguro, participaron en la marcha del pasado sábado, son receptoras de jugosas subvenciones de parte de gobiernos autonómicos conservadores y, pese a ello, siguen siendo modelos de integridad y rectitud. No, o todos o ninguno. Basta de hipocresía y de doble moral.
Para ilustrar el tema, añado un vídeo que ví hace tiempo y que recupero gracias a Twitter: el siempre certero George Carlin sobre el aborto y los pro-vida.
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