Para bien o para mal estamos de vuelta. Las vacaciones se acabaron. Entre siestas, playa, cine y mojitos he tenido tiempo de recoger en mi cámara algunas estampas que me han parecido merecedoras de ser plasmadas y comentadas en este blog, aunque solo sea para ir cogiendo fuelle en este ya, para un servidor, comienzo del inicio del curso.
Esto lo vi en la sección de libros de la mayor cadena de centros comerciales de España. Mortadelo y Filemón son parte de la infancia de millones de ciudadanos, también la mía, pero no se me hubiera ocurrido nunca llamar a la obra de Ibañez "literatura". Igual hay que emplear ese eufemismo, "novela gráfica", que los modernos emplean para referirse al tebeo de toda la vida.
La siguiente fotografía la saqué en el quiosco de un restaurante de carretera. La liberación sexual está tan a pie de calle que ya hay revistas que ofrecen consoladores como reclamo para captar compradoras en este caso. Una revista llamada Singles (solteros) regala una "bala vibradora" con su número de agosto. Y a disfrutar del veranito. Pero con precaución y sin atropellarse, de ahí que el invento posea "velocidad progresiva", algo que, supongo, cualquier amante de los dildos sabrá apreciar.
Todavía coleando la polémica de los toros en Cataluña, en mi lugar de veraneo han tenido que hacer un resaltado en los carteles anunciadores de las fiestas locales, aclarando para los despistados que un toro embolado, que resulta de atar un par de bolas llameantes a los cuernos de un morlaco para que después una muchedumbre alcoholizada lo persiga y lo acose, es un "espectáculo sin violencia". Debe ser que para estos todo lo que no termine con el suelo convertido en una piscina de sangre no es violencia. Creo que en la Edad Media pensaban de forma similar.
El socorrista de la playa de Morro de Gos en Oropesa. Cualquier parecido con Los vigilantes de la playa es pura coincidencia.
La estampa merecía más instantáneas para ver el cuadro completo. El puesto de socorro le quitaría todo el sex-appeal a la Pamela Anderson de sus mejores momentos, no me digan que no
Y me digan lo que me digan, yo no me imagino a David Hasselhoff sentado aquí. Y con patrocinador lácteo. Más que un puesto de socorrista parece la sombrilla que un par de manolos han abandonado momentáneamente para ir a por más cervezas.
Y termino con una foto algo más antigua, de principios de verano calculo, y que tenía olvidada en mi tarjeta. Es de la entrada al parque de bomberos que hay junto a la plaza de Manuel Becerra de Madrid. No se si conmoverme por la preocupación que los chicos del hacha y la manguera demuestran tener por los ciudadanos o acojonarme al comprobar la forma de gestionar los servicios esenciales que tiene la gente a la que votamos.
Pero empecemos el nuevo curso con buen talante. Además, en agosto esta bitácora cumplió cuatro años.
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