
Siempre me he preguntado cómo el cristianismo puede tener como uno se sus mayores símbolos una imagen como la que corona éste post (pínchese para ver con más detalle): un tipo clavado en una cruz y sangrando copiosamente por tan terrible padecimiento. A mi juicio es una imagen sádica, violenta y morbosa. Parece mentira que haya quien encumbre la tortura y el sufrimiento atroz como manifestación máxima de una religión presuntamente basada en el amor hacia el prójimo. Y quien la reverencie y la reconozca como expresión de paz y amor.
Eso sí, los que proclaman que semejante tormento es el camino para alcanzar la salvación eterna son los que menos se exponen a tales martirios.
La mejor descripción que he oído de él últimamente (creo que a uno de los redactores de El Manifestómetro) es: "el zombi extraterrestre que se cree que es su propio padre".
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