martes, 9 de septiembre de 2008

El golpe de los libros de texto a la economía familiar

En éstas fechas es habitual encontrar noticias relativas al alto precio de los libros de texto y las cantidades que se están pagando son cada año mayores. Según los chavales van creciendo el precio aumenta exponencialmente, y si tienes varios críos el desembolso se acerca a lo insostenible. Los cheques escolares son de todo punto insuficientes, por no mencionar las becas de comedor. Si a ello le sumamos el coste del material escolar, los sudores de los padres ante el gasto a realizar cada comienzo de curso están más que justificados.

Contenidos cambiantes de un año para otro que impiden a los niños heredar los libros de sus hermanos mayores, precios elevados en un país que presume de enseñanza gratuita o editoriales ultrapoderosas que cambian a su antojo dichos contenidos son algunos de los lugares comunes que acostumbamos a escuchar en éste mes de septiembre, y conviene arrojar algo de luz sobre al respecto.

Partiendo de éste informe de la Asociación Nacional de Editores de Libros de Texto (ANELE) referido al curso 2007-2008, es bueno saber las siguientes cosas:
los libros de texto tienen en la actualidad dos regímenes de precios simultáneamente: precio fijo para Educación Infantil y para la Enseñanza Secundaria no obligatorias (Bachillerato y Formación Profesional) y precio libre, para la Educación Obligatoria (Primaria y Secundaria Obligatoria). (pag.3)

Es decir, la medida liberalizadora adoptada por éste gobierno presuntamente progre no es aplicable a la totalidad del espectro escolar, sino únicamente al... más numeroso: primaria y secundaria obligatoria, segmento donde el desembolso es mayor. Algo sin duda muy progresista... Pero sigamos.
De acuerdo con la legislación vigente, los libros de texto deben mantenerse durante cuatro años. Pero esta norma no es nueva. De hecho, está en vigor desde el año 1974. Y este plazo de tiempo, cuatro años, es un plazo razonable, porque también los editores necesitan varios años para amortizar sus inversiones en las nuevas ediciones.
Sin embargo, no es infrecuente oír quejas de que los libros no sirven para los hermanos o de que cambian mucho. Por lo que debemos preguntarnos si es verdad que cambian mucho y en todo caso si los libros deben cambiar y por qué.
Los libros de texto cambian, sobre todo, porque cambian los planes de estudio o los currículos. Estos cambios son potestad de las Autoridades Académicas de la Nación y de las Comunidades Autónomas. Los profesores y los editores sí tienen la obligación de respetar los cuatro años, pero las Autoridades Académicas, no. Estos cambios, en los últimos años han sido muy frecuentes, porque hemos asistido a una profunda reforma del sistema educativo: más años de escolarización, nuevos contenidos, nuevas materias, concepciones pedagógicas distintas… (pag. 16)

Es cierta esa queja a la que se refiere el párrafo sobre los frecuentes cambios en los libros, y la aclaración viene muy bien para determinar responsabilidades, aunque también existen motivos esgrimidos por las editoriales:
Pero también los autores y los editores tienen el deber (y el derecho) de cambiar sus libros o de hacer y publicar libros nuevos, por una serie de razones, de las que sólo apuntaremos algunas:

-Para estar al día y no quedarse obsoletos en los contenidos: descubrimientos científicos, cambios políticos, hechos y acontecimientos.

-Para poder reflejar las costumbres, los modos y estilos de vida, el arte, la moral de la sociedad actual.

-Para recoger los valores que la sociedad va incorporando a su acervo: tolerancia, igualdad, no discriminación por razón de sexo, religión, raza o cultura, integración de los inmigrantes, valores políticos de la democracia y tantos otros.

-Para transmitir su propia concepción de la ciencia o de la manera de enseñarla.

Parecen razones de peso, suficientes para justificar nuevas ediciones cada cuatro años.

Ahora bien, en éste país de picaresca las editoriales pueden perfectamente acordar los precios en el segmento de la enseñanza sometido a precio libre. No digo que ocurra pero España ya tiene precedentes de pactos bajo cuerda en un mercado presuntamente liberalizado y, por tanto, el peligro existe. Además, una vez con tu hijo matriculado en un centro no hay alternativas, tienes que aceptar el paquete de libros que te dicen sí o sí, de modo que no se dónde está la ventaja para los padres del sistema liberalizador.

¿Cómo encontrar, pues, la forma de que paliar el golpe a las economías familiares cada comienzo de curso? Hay comunidades donde se ha llegado bastante lejos y acerca de ello se habla en éste artículo de Consumer Eroski:
La cesión de los libros de texto en préstamo es la formula de gratuidad empleada por Castilla la Mancha, pionera en este tipo de iniciativas en el curso 2000-2001, y adoptada posteriormente por otras comunidades como Canarias, Andalucía, Aragón, Cataluña, Galicia, La Rioja y País Vasco. Por su parte, la Comunidad de Extremadura también ha optado por este modelo, pero en su caso restringido a los alumnos con un nivel de renta determinado o pertenecientes a familias numerosas. De estas autonomías, Aragón, Castilla la Mancha, Galicia y La Rioja tienen ya generalizado el préstamo a todos los niveles de educación obligatoria, mientras Andalucía y Canarias todavía no han completado su programa; por otra parte Cataluña y el País Vasco, que comenzaron con proyectos experimentales el pasado curso, proyectan ir incorporando más centros y cursos al programa paulatinamente.

Esto es, los libros pertenecen a la administración educativa de turno que se los presta a los alumnos, los cuales están obligados, bajo pena de reponer el material, a hacer un buen uso de ellos para que puedan ser heredados por otros alumnos en años posteriores hasta la renovación de la edición. Lógicamente los editores muestran su desagrado por ésta solución aduciendo diferentes motivos (deterio físicos de los libros, desvío de fondos para sufragar el préstamo, fomento del uso de fotocopias...) que no es sino un intento de proteger su negocio. Pero que se lo cuenten a los sufridos padres.

En resumidas cuentas:

- Las ediciones cambian cada cuatro años, pero los planes de estudios de las diferentes administraciones educativas suelen boicotear éste plazo. Los padres ya tienen a quién culpar.

- Según la Comunidad Autónoma donde uno viva, el coste de los libros es del cero o del 100%. La diferencia entre disfrutar un préstamo mientras dura el curso o tenerlos en propiedad.

- La editoriales más poderosas siempre son las menos perjudicadas, se tomen las medidas que se tomen.

Y ésto es lo que hay. Que cada uno concluya lo que crea conveniente.

2 comentarios:

  1. Efectivamente, aquí en Andalucía (colegios concertados incluidos), puedes acogerte a ese plan.

    No todo el mundo lo hace, no creas, y eso es un ahorro para la comunidad (y posiblemente un cálculo que tendrán hecho). Hay cursos, sobre todo los superiores, en que si los padres pueden o quieren permitírselo, o prefieren gastarse el dinero en eso que en otra cosa, los compran, porque puedan consultarlos si les hacen falta el curso siguiente (más frecuente) o incluso luego en la carrera.

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  2. Dar esa oportunidad de ahorro me parece lo mínimo. Si luego hay padres que valoran tener los libros en casa que se los compren, pero los intereses de las editoriales y los motivos ideológicos (son mayoritarias las comunidades gobernadas por el PP con ninguna ayuda de éste tipo) me temo que pesan más que las pequeñas economías familiares.

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