jueves, 21 de julio de 2011

NO a la simbología religiosa en el deporte

La FIFA, organismo regulador de las competiciones futbolísticas a nivel mundial, ha decidido prohibir al equipo de balompié femenino de Irán su asistencia a los Juegos Olímpicos de Londres por vestir a sus jugadoras a la usanza musulmana. Un representante de la república islámica ha respondido quejándose de discriminación y acusando a la FIFA de responder a motivaciones racistas. ¿Tanto daño hace que unas futbolistas jueguen amortajadas si ese es su deseo?

La organización futbolera, tan criticable en otros aspectos, bajo mi punto de vista acierta de pleno en este asunto. Intenta exlcuir de sus eventos deportivos cualquier alusión política o ideológica, de forma que todo se desarrolle en un ambiente lo más neutral posible en lo tocante a esas facetas. La indumentaria de la futbolistas iraníes está confeccionada de forma que cumpla con la ley islámica, y no creo que haya que insistir mucho en el componente ideológico que conlleva toda religión. El hecho de que el Islam determine buena parte de la legislación iraní consigue que la ropa de estas deportistas tenga una representatividad, tanto religiosa como política, fuera de toda duda.

Como digo, la vestimenta femenina musulmana forma parte de un compendio de normas de comportamiento que se extiende, allí donde se aplica la ley islámica, hasta el ámbito civil y penal. Y que incluye basura como la lapidación de mujeres, la horca para los homosexuales o la persecución hasta la muerte de los apóstatas además de otros aspectos menos cubiertos por los medios. No se trata solo de la ropa, no al menos para mí. No soy de los que piensan que existe una guerra tácita entre el Islam y Occidente, ni creo en eso que llaman Eurabia, pero sí afirmo que en Occidente estamos mejor que en cualquier teocracia musulmana. Con todos nuestros defectos, que los tenemos y algunos muy graves, estamos moralmente facultados para rechazar toda influencia de una cultura retrógrada y anclada en el medievalismo como es el islam, llamémosle institucional.

A ver si ahora vamos a repudiar el entreguismo del gobierno español con la acampada papal pero vamos a recibir abiertos de piernas a todo lo que huela a musulmán por aquello del multiculturalismo, la tolerancia y el buenrollismo. Que no, que en países como Irán y otros de similar pelaje se cometen a diario verdaderas atrocidades en nombre de la sharía, de su religión y de su dios, y todo intento de frenar la penetración de esa forma de pensamiento debería ser bienvenido.

Unas Olimpiadas, o cualquier otro evento deportivo de carácter mundial, deberían estar presididas por la neutralidad en materia política e ideológica. No es tan difícil de entender. Si los hay que no quieren ser neutrales es problema de ellos, y son ellos los que están generando el problema.

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