Criticar las resoluciones tomadas desde las Cortes Generales desde un prisma confesional, apelando a la Constitución y omitiendo el carácter laico de la misma, sí que es un retroceso democrático. Pero qué talante democrático debemos esperar de una institución en la que jamás ha enraizado ninguno de los valores vinculados a la democracia, hasta el punto de haber subsistido en España durante cuatro décadas al amparo de una dictadura.
Las majaderías que han dicho aquellos que, desde el engaño y la falsedad, prostituyen unas creencias milenarias llámándose a sí mismos cristianos, no tienen desperdicio.
La Comunidad cifra los asistentes en más de un millón. Los organizadores, en más de dos
Mal empezamos. Que la CAM mienta en relación al número de asistentes en las concentraciones que apoyan es algo que ya no sorprende. Pero siendo los organizadores unos señores que predican sobre, entre otras cosas, la verdad, que se descuelguen con semejante cifra ya nos habla mucho de la clase de elementos tenemos entre manos: unos profesionales de la mentira.
El Papa apuntaba también que "los padres tienen la obligación fundamental de educar sus hijos en la fe"
En lugar de generalizar, no hubiera sobrado una mención expresa a que éste llamamiento va dirigido a los padres católicos. No siendo así, a lo que suena es a imposición. Y eso que Benito 16 fue de los más moderados.
"La familia, fundada en el matrimonio, comunión indisoluble del hombre y la mujer, constituye el ámbito en que la vida del hombre está protegida", afirmaba Benedicto XVI.
Vaya. Entonces debemos inferir que la existencia de curas, monjas, obispos y cardenales entrañan una amenaza para el “ámbito de la vida del hombre” ya que suponen una interrupción del ciclo de la vida que acentúan como esencial, ¿no?
Pero entró en acción Rouco Varela y el éxtasis de la indecencia alcanzó las cotas esperadas en un personaje de su calaña.
Rouco criticó que se estén fomentando "principios y estilos de vida opuestos al matrimonio indisoluble y a la transmisión de la vida", y que eso "se posibilite y favorezca jurídicamente por las leyes vigentes". Recordó que "el origen y el fin del matrimonio, sus elementos constitutivos y sus principios vienen determinados por Dios a través de la ley natural", y que ni los grupos sociales ni la autoridad del Estado "pueden manipular a su gusto esos principios y elementos esenciales".
Que un tipo que ha consagrado su propia existencia a unos principios que niegan en su propia persona la progagación de la especie y, por tanto, de la familia, nos hable de “la transmisión de la vida” en esos términos es un mal chiste, una broma de mal gusto, un insulto. Luego, sin mencionarlas, arremete contra leyes votadas en el Parlamento como la del divorcio y la de los matrimonios gays, apelando a lo que no es otra cosa que un dogma de fe y despreciando la aconfesionalidad del estado consagrada en la Constitución. Esos “principios elementales” son SUS principios, no son los míos ni los de millones de personas en España, y un estado laico como el nuestro debe legislar para todos, sobre todo cuando esas leyes que tanto disgustan a Rouco no suponen menoscabo alguno para los derechos de sus feligreses.
Por cierto, ¿matrimonio indisoluble, dices? ¿Como el de Rociíto, quizá, anulado por el Vaticano? ¿Cómo se llama eso, Rouco? ¿Hipocresía? ¿Doble moral? ¿Cuánto cuesta una gestión de ese calibre?
"¡No hay tiempo que perder! Urge la respuesta cristiana a esta pregunta crucial para nuestro futuro, el de España, el de Europa y el de toda la humanidad"
Si la respuesta cristiana es el veneno de la mentira que traen tus palabras, Rouco, no me queda más que calificarte de ferviente anticristiano.
Eso sí, el cardenal recalcó que "ofrecemos ese testimonio, no lo imponemos", pero "sí pedimos que sea comprendido, que sea aceptado".
Pero qué cara más dura. No lo impones porque no puedes, ya bastante imposición tuvimos durante los cuarenta años de franquismo. Aún así, utilizas todos los resortes disponibles para que los valores que forzaron a millones de españoles a plegarse al nacionalcatolicismo vuelvan a estar vigentes. Y si es posible, legislación mediante. Porque tu fe sí se puede estar presente en la legislación, ¿eh, Rouco? Para eso es la única y verdadera...
Porque, según el cardenal, "nos entristece tener que constatar que nuestro ordenamiento jurídico ha dado marcha atrás respecto a lo que la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas reconocía y establecía hace ya casi sesenta años, a saber: que 'la familia es el núcleo natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a ser protegida por la sociedad y por el Estado'".
La peor mentira de las que han trascendido a los medios de comunicación es ésta. La familia nunca ha dejado de estar protegida o, en su defecto, sigue igual de protegida que cuando no te manifestabas, Rouco. Las leyes que tan poco te gustan no son de obligado cumplimiento sino voluntarias, ¿comprendes, Rouco? Es natural que no lo entiendas habida cuenta de que la libertad de elección brilla por su ausencia en el ámbito en el que te mueves. La jerarquía eclesiástica reprime sitemáticamente los intentos para que curas y monjas puedan contraer matrimonio y tener familia. Sí, familia. ¿Quiénes son los curas para hablar de algo que nunca han tenido? O para que las mujeres puedan acceder al sacerdocio en igualdad de condiciones que el hombre. O para que la iglesia de base tenga voz y no se vea abocada al permanente ninguneo por parte de la Conferencia Episcopal y los arzobispados.
Sí, Rouco, mientes porque no buscas decir la verdad. Mientes porque lo que quieres es hacer política manipulando a los que sabes fieles seguidores que no te cuestionan, porque pretendes decantar la balanza electoral hacia una opción más propicia a tus intereses, los cuales, no son otros que el dinero y el poder.
Pero lo que más me puede, lo que más me enerva, es que éste tipejo hable de moral cuando el arzobispado que dirije está condenado en firme por el Tribunal Supremo como responsable civil en un caso de pederastia. O que en el seno de la jerarquía católica se de cobijo, y en calidad de obispo, a una basura humana que se atreve a justificar los casos de pederastia porque hay niños que “si te descuidas, te provocan” y a eximir tácitamente de culpa a sus agresores. O que en una manifestación en defensa de la familia no se haga mención alguna a que una figura, en principio de confianza y que representa valores inatacables como es un sacerdote, se convierta en una amenaza para el principal tesoro de las familias: sus hijos.
El déficit moral de la jerarquía católica española es abrumador. Qué triste es ver que hay miles de ciudadanos dispuestos a avalar tan estruendosa y lamentable carencia con su apoyo incondicional.
Luego entró en liza el presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez. Se mostró más contenido pero aún así dejó alguna perla que merece la pena destacar.
Una familia, advirtió, a la que algunas tachan de "tradicional" despectivamente, como si se tratase de "la familia superada por el correr del tiempo, anacrónica y trasnochada". Al contrario, según el presidente del episcopado, "la familia es tradicional, porque hunde sus raíces en la misma naturaleza humana; es antigua y nueva; su vigencia es de ayer, de hoy y de mañana; la medida de su verdad es la perduración".
¿Sabes, Blázquez? Quien se pica ajos come. No conozco a nadie que haya dedicado esos adjetivos a la familia, y de ser así. ¿Consideras justificado montar todo éste putiferio para dar réplica a no se sabe qué autor de dichas palabras? ¿No estarás inventando tú también la existencia de un enemigo, agitando el fantasma de una amenaza que no existe, para mantener prietas las filas y evitar fisuras que puedan hacer tambalear vuestra autoridad, la de quienes manejáis el chiringuito episcopal a vuestro antojo? ¿Todo esto no será más que una coartada para salvar vuestro propio y bien posicionado culo?
La pirotecnia retórica llegó con el cardenal de Valencia, el arzobispo García Gasco. Se descolgó con estupideces como las que siguen.
A su juicio, "los poderes públicos deben proteger y defender la familia y no socavar sus fundamentos". Porque "la cultura del laicismo es un fraude y un engaño, no construye nada, sólo desesperanza por el camino del aborto, del divorcio 'express' y de una ideología que quiere manipular a los jóvenes".
El problema para éste señor es que sólo contempla un tipo de familia y, mal que le pese, la que le gusta no es la única, y la obligación de los poderes públicos es velar por TODAS las personas, de ahí que se legisle en esa dirección, independientemente de la familia que formen. Su alusión a la “cultura del laicismo” es la propia de un fanático, de un integrista católico. Resulta que en Francia la “cultura del laicismo” es una de las bases de su democracia, y ahí tenemos a ese país, uno de los punteros del planeta. Será que allí no cuentan con lumbreras como el cardenal de Valencia marcando directrices.
Fijémonos cómo no hace alusión al divorcio a secas, sino al “divorcio express”, tal y como se ha denominado a la última reforma de dicha ley llevada a cabo por el ejecutivo socialista. En teoría, desde una perspectiva religiosa, tan pecaminoso es uno como otro, pero ocurre que al primero se han acogido numerosas personalidades del entorno conservador nacional, y tampoco era cuestión de azotar a quienes engrosan las propias filas. De hipocresía la jerarquía católica sabe un huevo, así que hay que saber callar cuando conviene y soltar a la bestia que llevan dentro cuando toca desgastar al rival político. Esa es su auténtica guerra, una especie de yihad incruenta.
Relacionar laicismo y aborto es otra de las aberraciones vomitadas por éste disminuido moral. Aborta quien se ve en la necesidad o quien quiere y puede hacerlo, por ello es necesaria una legislación al respecto que no condene al desamparo y a mala praxis médica a quien tenga la decisión firme de abortar. Precisamente, si hay algo que NO ES el colectivo sudamericano en España es laico, y ello no es obstáculo para que sea la comunidad que más ha elevado el índice de abortos en nuestro país, que sigue estando por debajo de la media europea y de países como EE.UU. y Canadá, por cierto.
Las veladas alusiones a la asignatura Educación para la Ciudadanía son insultantes viniendo de quienes impusieron su credo como integrante indivisible del sistema de enseñanza público durante casi cuatro décadas. Y son tramposas ya que los contenidos impartidos no difieren mucho de los que jamás les sacaron a la calle mientras la asignatura se llamó Ética. Pero es que entonces no se daba el problema que ahora sí tienen: el gobierno del Estado no les es afín.
"Por ese camino no se respeta la constitución de 1978, por ese camino nos dirigimos a la disolución de la democracia"
No, señor arzobispo de Valencia, no. Lo que es un ataque a la democracia es que a unos contribuyentes se les obligue a pagar forzosamente a una institución privada dedicada a marcar el horizonte moral únicamente a los adscritos a su credo, vía IRPF. Una ofensa a la democracia es que a uno no le permitan la apostasía cuando fue incluido en el rebaño católico a poco de nacer y sin uso de razón. Y no cumplir con la Constitución de 1978 es mantener vigente un concordato que atenta contra las bases de la Carta Magna en lo tocante a la aconfesionalidad del Estado y no velar por la igualdad de derechos entre ciudadanos, que es lo que la secta anticristiana de la que formas parte persigue con tanto empeño. Por no hablar de la obligación de la Iglesia Católica, también reflejada en el concordato, de buscar la autofinanciación, pero se conoce que lo que no conviene cumplir, sencillamente, no se cumple.
De increíble cabe calificar su bajeza moral cuando hablan de “disolución de la democracia” quienes no sienten el menor apego por los mecanismos que regulan y gestionan un sistema democrático.
Luego se unió al estomagante coro el arzobispo de Toledo, monseñor Cañizares.
"la sociedad española vive una gran amenaza social con legislaciones inicuas e injustas" y "recibe ataques de gran calado".
Las legislaciones siempre tendrán defensores y detractores, pero jamás podrá ser injusto aquello que reconoce derechos a quienes carecían de ellos sin tocar los ya existentes. Y los ataques que menciona no son otra cosa que una reducción de privilegios, inadmisibles en un entorno democrático. La generosa reforma de los acuerdos Iglesia-Estado que les ha regalado éste malo malísimo gobierno socialista, no olvidemos, se hizo a instancias de la Unión Europea debido a la incompatibilidad de los privilegios fiscales que hasta entonces disfrutaba el estamento eclesiástico nacional con la legislación comunitaria.
También hubo actuaciones estelares de monos de feria como un tal Kiko Argüello, fundador de una secta llamada Camino Neocatecumenal. Nos dejó alguna que otra deposición especialmente fétida.
El don de la familia que, según Argüello, hay que defender frente "este Gobierno, ateo y laico, que nos quiere hacer creer que la nave de nuestra vida no va a ningún sitio. Pues si va, va al cielo"
¿Gobierno ateo, cuando renegocia al alza con la jerarquía católica los acuerdos Iglesia-Estado? ¿Gobierno ateo el que garantiza la presencia religiosa confesional en la enseñanza pública pese a la calidad de aconfesional que disfruta nuestro Estado? Pero claro, es que no es obligatoria ni puntuable para el expediente académico, y eso que dicen que no quieren “imponer”... Además, éste fundamentalista católico dice “ateo” como si fuera algo malo... Ojalá éste Gobierno tuviera los suficientes arrestos para llevar a término un programa verdaderamente laico sin estar pendiente de los exhabruptos expelidos por el integrismo católico.
Y después de todo lo anterior, el último chiste:
Y al pie de la enorme cruz del estrado, una pancarta: "La familia cristiana goza de buena salud".
Si la familia cristiana se siente tan robusta, ¿qué sentido tiene organizar ésta romería?
A lo que lleva estar en campaña electoral. A demostrar no tener un ápice de vergüenza y encima presumir de ello. Complejos fuera. Un exhibicionismo digno de la cabalgata del día del orgullo gay.