miércoles, 31 de octubre de 2007

PP: Partido de la Patraña, hoy más que nunca

La sentencia del juicio por el 11-M no ha dejado lugar a dudas. Los atentados los cometió un comando islamista inspirado en Al Qaeda, no hay rastro de ETA y no hubo mano negra policial. La lectura del resumen de la sentencia que el juez Gómez Bermúdez ha hecho hoy ha sido tan dura como rigurosa. Ha ridiculizado a los que pretendían desviar la atención hacia el terrorismo etarra y ha enterrado las teorías que intentaban instalar la sospecha sobre las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Los entes que desde pocas fechas después de las elecciones del 14 de marzo de 2004 trataron de sembrar de insidias la opinión pública española han sufrido un revés que no por esperado resulta menos satisfactorio.

De la lectura resumida de la sentencia se extraen conclusiones que dejan a los promotores de las teorías conspirativas y a sus avalistas, en especial a los Peones Negros, en un plano moral cercano al de los simpatizantes etarras. Ésta secta que ha colaborado activamente en las defensas de, entre otros, Jamal Zougam, condenado a miles de años de prisión como autor material de los hechos, ha actuado del mismo modo que lo hace el entorno etarra con los terroristas que son llevados a juicio: poniendo en cuestión las instituciones ubicándose al margen del sistema; dedicando epítetos insoportables a víctimas del 11-M no afectos a la AVT; haciendo imputaciones delictivas a miembros de las FyCSE; propalando implicaciones criminales a políticos y periodistas por el hecho de situarse en la orilla ideológica opuesta a la suya.

Han batido todos los records de infamia, indecencia y vileza registrados en nuestro país y han terminado convirtiéndose en una suerte de grupo antisistema que ha intentado socavar el Estado de Derecho con la única finalidad de colocar sus prejuicios, sus odios y sus mentiras en el primer plano de la actualidad ciudadana.

Pero no han sido ellos solos. Los Peones Negros son una consecuencia, el siniestro resultado de una confluencia de intereses políticos, periodísticos y económicos que tiene su origen no en el 11 de marzo de 2004, sino tres días después. La pérdida de las elecciones generales por el Partido Popular es el detonante, el leit motiv de la catarata de infundios e insidias desplegada desde sus satélites mediáticos. Que su opción política afín dejara de ostentar el poder es lo que les ha obsesionado, ofuscado y enloquecido.

Merece la pena hacer un recuento, una relación de aquellos que han convertido la peor masacre terrorista ocurrida en Europa en el eje de su actividad; un listado de aquellos que se han lucrado con el 11-M a través de la venta de libros o el incremento de sus tiradas y oyentes. De aquellos que se han alimentado con la sangre de las víctimas del 11-M y han hecho negocio con ella. Pero lo dejaré para otra entrada y ahora me centraré en la indignación que me ha causado la comparecencia de Mariano Rajoy.

El muy sinvergüenza, porque hay que carecer por completo de escrupulos y moral, se ha apuntado el mérito de la condena a los imputados por el hecho de que fueron detenidos bajo el mandato del PP. A lo que no ha hecho alusión es al rosario de embustes vertidos en aquellos días para convencernos de que había que dirigir las miradas hacia terroristas que no se ajustan al perfil de los hoy condenados. No se ha referido a las palabras de su hoy secretario general, Ángel Acebes, calificando de miserables a quienes no asumieran la autoría etarra; no ha dicho ni media de su anterior jefe, el expresidente José María Aznar, y de las veladas acusaciones que esputó en la comisión de investigación sobre los atentados; ni de los miembros de su partido que han alentado de forma activa esa conspiranoia de la que, en vista de su estrepitoso fracaso, ahora se intentan apear.

Ni siquiera ha hecho mención a la convicción moral que, en plena jornada de reflexión, encargó a un periódico que pusiera en portada para influir en la opinión pública a 24 horas de unas elecciones generales. Ni los testimonios de los mandos policiales que contradicen lo declarado durante esos tres días de marzo por el entonces ministro del interior. En cualquier comunidad con unos principios éticos consolidados ésta gentuza estaría apartada de la esfera pública, pero donde la amoralidad es una constante no se puede esperar un comportamiento mínimamente ético.

Lo que debería haber sido una comparecencia de alguien a quien le pesan las manipulaciones y negligencias documentadas en el seno de su partido, se ha tornado en una comparecencia altiva, desafiante y ansiosa de protagonismo. En un enésimo intento de instrumentalizar el terrorismo en propio beneficio, Rajoy ha salido ante los medios a provocarnos náuseas haciéndo política, no a felicitarse por la condena de los autores del 11-M. Y como colofón, deja la puerta abierta a la conspiranoia afirmando que apoyará toda investigación que se suscite sobre éste caso, sin matices, lo que engloba tanto a procesos judiciales como a imbeztigazionez piriodisticas. Éste hombre, o necesita desesperadamente el apoyo mediático de los medios conspiracionistas o son ellos los que le marcan el paso.

Por todo ello, hoy más que nunca, PP: Partido de la Patraña. Que no nos vuelvan a engañar.

martes, 30 de octubre de 2007

Otra leyenda urbana sobre el 11-M que se va al garete

Los entes conspiranoicos con los que he mantenido debate en diversos foros y bitácoras siempre han esgrimido un argumentario común, basado en una sucesión de especulaciones a cual más disparatada y en una repetición de consignas pertinaz hasta el cansancio. A ésta segunda categoría pertenece la leyenda urbana que viene a continuación: la web de la Cadena SER borró de su fonoteca correspondiente a aquellos fatídicos tres días de marzo los audios relativos al hallazgo de un terrorista suicida “vestido con varias capas de ropa interior” y “con el cuerpo afeitado” al modo y manera de los kamikazes yihadistas. Con ello, según diversos relatos conspiranoicos se pretendía ocultar la prueba de aquello que calificaron como “campaña de intoxicación” destinada a “producir un vuelco electoral”.

El “suicida de la SER” ha sido uno de los principales caballos de batalla de quienes llevan tres años y medio tratando de restar legitimidad al triunfo socialista del 14 de marzo de 2004, producto de, entre otras majaderías, un supuesto montaje mediático. Al hilo de ésto yo me preguntaría ¿la mayoría de votantes se rindieron a lo que contaba la SER e ignoraron lo que la COPE, Onda Cero, RNE y TVE relataban, justo en la dirección contraria? ¿Quién llevaba al final más razón de todos esos medios?

Volviendo al tema, desde diversos púlpitos conspiranoicos se denunció que esa fonoteca estaba capada (se llega a asegurar que “para siempre”) con el deliberado propósito de ocultar la información de lo relativo al terrorista suicida. Dicha información poco tardó en demostrarse equivocada, y pese a que siempre se dijo en antena que el Ministerio del Interior no la confirmaba a la SER se le achaca toda la alevosía e intencionalidad del mundo, tanto por su difusión como a su presunta ocultación.

El dicho está muy trillado, pero es una verdad como un templo: antes se coge al mentiroso que al cojo. Y mira que a los conspis se les ha cogido veces, lamentablemente para quien vive aferrado al dogma y al prejuicio y con las orejeras firmemente soldadas a sus sienes no hay demostración que valga por contundente que ésta sea. Presos de una disciplina cuasi militar se obligan a mirar en una sola dirección aunque ésta se dirija derecha hacia el mismísimo infierno.

Aquí está el fragmento de fonoteca que nos ocupa, ubicado en la web de... ¡¡la Cadena SER!! y que, a día de hoy, uno puede consultar libremente. Se trata del segundo audio, el que va desde la 1:00 hasta las 2:00, y los datos que los conspis daban por espúreamente jubilados se pueden escuchar a partir del minuto 9 aproximadamente.

En efecto, ésta emisora dio por buena una información que se demostró inexistente, convirtió en datos concluyentes lo que sólo eran conjeturas que, también es de ley aclararlo, sí que existieron. ¿La SER mintió (es decir, difundió datos falsos a sabiendas de que lo eran) o sólo se intentó apuntar el tanto de ser los primeros en dar cuenta del terrorista suicida, siendo conscientes de la sospecha que pesaba sobre la gestión que el entonces Gobierno al gestionar la crisis?

Si la SER mintió con alevosía, entonces quienes afirman que tunearon su fonoteca, en aplicación de su misma lógica, también lo hacen, se convierten en la misma basura que dicen condenar. Los conspiranoicos mienten pero, a diferencia de la cadena de PRISA, éstos no se disculpan, no reconocen errores, y en caso de hacerlo reformulan sus postulados para que ese error no agriete ni uno solo de los axiomas que dan vida a la conspiranoia, y a eso se le llama deshonestidad intelectual. No les importa vivir inmersos en una mentira descomunal, lo único que para ellos cuenta es acabar con el adversario (enemigo) político e ideológico.

PD: Gracias a Elkoko por evitarme la escucha de toda la fonoteca facilitándome el enlace de audio y el minuto en el que se produce la polémica narración. Su labor de refutación de vilezas conspiracionistas no tiene precio.

PD2: Enlazo un muy interesante documento. Se trata de la nota aclaratoria que la Cadena SER hizo pública tras la comparecencia de Aznar en la comisión de investigación de 11-M y que deja al ex presidente a una altura a la que sólo personajes como él es capaz de llegar.

PD3: Enlazo también un post de Escolar.net en el que se pone de manifiesto la catadura moral de a Ángel Acebes, que de tan abonado como está a la mentira más descarada ya queda desprovisto de toda condición de ser pensante. No volver a ver a ésta ruina semihumana con responsabilidades de gobierno me parece motivo suficiente para votar a Zapatero.

martes, 23 de octubre de 2007

La contumacia de la prensa deportiva española (II)

No tengo el menor interés por la Fórmula 1, fenómeno al que se presta una desmedida atención en España desde que Fernando Alonso se hizo un nombre en éste deporte. Y desde que una cadena de televisión amarrara los derechos de retransmisión de las carreras convirtiendo las carreras de coches en el mascarón de proa de su oferta televisiva. No tengo interés en ello, digo, más allá del efecto que la alonsomanía ha causado en los medios deportivos nacionales. ¿O debería decir nacionalistas?


Se consumó la hecatombe: Alonso no ha ganado, el finlandés Raikkonen ha salido victorioso incluso por encima del denostado Hamilton, desbancado del liderazgo en la última carrera. Y la prensa deportiva española ha corrido a buscar culpables de la catástrofe que supone el hecho de que uno de los nombres que más minutos y páginas ocupa en sus medios no sea premiado con los laureles del éxito.


La prensa deportiva española echa la culpa a la escudería del asturiano, la británica McLaren, por haber favorecido al piloto de la tierra Lewis Hamilton en lugar de al bicampeón español, achacando a ello la pérdida del campeonato. Incluso se han dejado caer presuntos sabotajes en el devenir de Alonso durante toda la temporada. Por lo general, se ha dedicado a vender un forofismo en éste tema que evidencia un chovinismo que en no pocas ocasiones hemos achacado a otros países. ¿Se sabe que en el Reino Unido el villano de la historia es Alonso, y que allí piensan que la razón está de su parte?

Esto me lleva a recordar esas retransmisiones futboleras en las que, cuando un equipo español visitaba feudo ajeno en una competición europea, el comentarista soltaba aquella aguerrida frase: “el campo es una auténtica encerrona”, aludiendo después a la supuesta presión ejercida por los hinchas locales sobre el trío arbitral. Por supuesto, es de dominio público que en los estadios españoles no hay hooligans y los aficionados sólo gritan para ofrecer un trozo de bocadillo al colega sentado tres gradas más arriba...

Y qué aficionado al baloncesto mediada la treintena no recuerda aquellos equipos yugoslavos, en especial la Cibona de Zagreb capitaneada por Drazen Petrovic, y sus enfrentamientos con el Real Madrid. Los periodístas españoles tenían permanentemente etiquetado al genio balcánico como un provocador por sus reiterados gestos hacia los aficionados cada vez que su equipo recibía a algún combinado español. Se le acusaba de “echar al público encima” del equipo rival, pero cuando esos mismos gestos los protagonizan Pau Gasol y compañía, vistiendo la camiseta de España en el pasado Eurobasket, entonces no es provocación, no es echar al público encima del adversario: lo que hacen es recabar el ánimo del respetable. Con un par.

Pero los chovinistas son los franceses. Y ahora los británicos. Va a resultar que la España que cierra filas a ultranza con los suyos, incluso por encima de la lógica y el sentido común, goza de mejor salud de lo que algunos denuncian.

lunes, 22 de octubre de 2007

El talante ademocrático del presidente de la AVT

El presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, Paco Alcaraz, ha sido denunciado por la Asociación De Abogados Demócratas por Europa (ADADE) a causa de unas declaraciones en las que vinculaba muy estrechamente al Presidente del Gobierno con la banda terrorista ETA, por lo que se le acusa de un presunto delito de injurias. La reacción de éste señor ante la posibilidad de tener que enfrentarse a un proceso judicial que puede culminar incluso con pena de cárcel fue la que cabía esperar de un personaje de su catadura moral: se hizo la víctima apelando a su condición de ídem del terrorismo. O lo que es lo mismo, ha hecho petición tácita para que ser víctima de atentado constituya un escudo legal que le permita injuriar impunemente, esto es, acusar de delitos sin necesidad de aportar la más mínima prueba.

Alcaraz quiere que la Justicia le dispense un trato de favor por ser víctima del terrorismo. Quiere poder difamar, calumniar e injuriar todo lo que le desee sin que los objetos de sus invectivas dispongan del derecho democrático a responder en los tribunales. Quiere que el Estado de Derecho haga excepciones, con él cuando insulta y con los insultados cuando intentan defenderse. Quiere, en definitiva, delinquir y quedar impune, pero ya se está percibiendo cierto hartazgo hacia quienes exploran los límites de la libertad de expresión hasta el punto de atravesarlos y ubicarse orgullosos fuera de ellos.

Contaba Alcaraz con que ser víctima del terrorismo era suficiente parapeto, que nunca se iban a atrever con alguien que ha sufrido en carne propia los efectos de la violencia terrorista, circunstancia que enarbola como un estandarte con el fin de influir en los ánimos de quien pretenda someterle al mismo trato que él dispensa. Y hasta el momento funcionaba, su chantaje emocional funcionaba, pero se le acabó el filón.

Parace mentira que haya que seguir explicando según qué cosas en una democracia consolidada como la nuestra. ¿O es que no está tan consolidada como presumimos? Para Alcaraz no debe estarlo, ya que exige un trato al margen del Estado de Derecho que, como todo el mundo debería saber, se fundamenta en reglas jurídicas, y esas reglas dicen que quien quiera denunciar un comportamento delictivo ha de hacerlo en sede judicial y con pruebas por delante.

Lo que Alcaraz ha hecho es acusar a personas y entidades fácilmente identificables de un delito de colaboración con banda armada, pero ni se ha personado en la Audiencia Nacional ni ha presentado prueba alguna. Por tanto, está cometiendo un presunto delito de injurias y, como cualquier otro tipificado en nuestro Código Penal, es un delito denunciable y perseguible por la acción de la justicia. Alcaraz, con su desorbitada salida de tono, no ha hecho sino activar los mecanismos que determinan el normal funcionamiento de las instituciones democráticas, ni más ni menos. Que se queje por ello sólo demuestra su escaso talante democrático y su percepción patrimonialista del Estado y sus instituciones.

Pero termino, por extraño que parezca, rompiendo una lanza a favor de éste individuo. Alcaraz sufrió en su familia el zarpazo de la violencia terrorista, algo terriblemente difícil de asimilar. No me atrevo a aventurar cómo sería mi evolución psicológica si sufriera un episodio de dolor tan duro y cruel, tal vez me volvería loco. Porque yo disculparía al presidente de la AVT si todos sus exabruptos tuvieran su origen en una mente enferma producto del trauma de ver vilmente asesinados a sus familiares cercanos. En serio, le disculparía, creo que es humano perder la noción de la realidad tras un hecho así, no todos tenemos la misma fortaleza mental. Y sería mejor para él que estuviera loco de atar, porque la alternativa a la locura sería la vileza, la mendacidad y la infamia. Y eso no hay parapeto que lo oculte.

viernes, 19 de octubre de 2007

Shark vs House, parecidos más que razonables

Uno de los estrenos televisivos más relevantes de la temporada se llama Shark, lo emite La Sexta y aborda los casos judiciales a los que se enfrenta el fiscal Sebastian Stark, apodado Shark (tiburón) durante su anterior etapa de abogado por los escasos escrúpulos demostrados en el desempeño de su profesión. La premisa no es nueva de modo que los creadores de la serie han escogido dos maneras de captar la atención del público: copiar el estilo irreverente y provocador de House y situar en el papel protagonista a un actor de sólida trayectoria cinematográfica y sobrado crédito artístico: James Woods.

Éstas dos bazas no son suficientes para convertir a Shark en otro fenómeno House, en primer lugar porque House fue antes y hay una regla básica del marketing que dice que lo importante no es ser el mejor sino ser el primero, y ahí la serie original de la cadena Fox ya camina en desventaja. Ademas la serie de Cuatro ya va por la cuarta temporada en ciernes y el desgaste lógico empieza a hacer mella en sus capítulos, con lo que trasladar los esquemas de un producto que empieza a producir síntomas de agotamiento a otro nuevo que intenta hacerse un hueco en la parrilla televisiva no parece la mejor elección.

Woods es un actor con experiencia en papeles cínicos y con un punto perverso por lo que el personaje de Shark le va como anillo al dedo, pero el entorno que le rodea no acompaña mucho. Su equipo de ayudantes, aparte de ser un modelo de corrección política (jóvenes WASP, afroamericanos, hispanos,... ¿hay algún judío y se me ha escapado?) que contrasta con el carácter transgresor de su jefe parece haber sido escogido en un casting de modelos más que de actores, todos muy guapos y puestos. Viéndoles, uno no puede evitar acordarse del equipo de médicos que acompaña a Gregory House: está la concienciada, la pelota trepa, el niño pijo (en House éstos dos estereotipos los encarna el personaje del Dr. Chase) y hasta la jefa maciza que mantiene una relación de amor-odio con Stark amén de alimentar cierta tensión sexual.

Son demasiadas similitudes para ser pasadas por alto, y lo que más diferencia una serie de otra, la trama familiar del protagonista de Shark, tampoco juega a su favor. Cada vez que aparece la hija del fiscal Stark en pantalla el interés decae por momentos porque ahí su faceta de tiburón, que es la razón de ser de la serie, desaparece para dar lugar a escenas más propias de otros productos dirigidos a público adolescente. Además intenta atribuirse una función de pepito grillo, tal como hace el Dr. Wilson en House, que no funciona de ninguna manera.

Pese a todo, y aunque le veamos doblado al castellano, Shark se deja ver sólo por la presencia del gran James Woods, que consigue capitalizar toda la atención y no permite que el resto del elenco pase de la condición de secundario. Es otra diferencia con House, donde los demás personajes principales tienen fondo y carisma suficiente para erigirse en complementos y no sólo comparsas del personaje recreado por Hugh Laurie. Y es que es duro ser un segundón.

jueves, 18 de octubre de 2007

Hollywood hace caja a costa de la calidad de sus productos

La llamada Meca del cine es proclive a comerse a sus hijos cual Saturno goyesco. Basta con que una de sus películas alcance un cierto reconocimiento comercial para que los ejecutivos de estudio apuesten por exprimir el filón hasta que el último dólar caiga en el saco, aun a costa de sacrificar la calidad del producto. Segundas y terceras partes (o más) nacen al calor de un ánimo de lucro desmedido sin importar que la idea original se pervierta hasta convertirse en una parodia de la misma, sólo importa que la cuenta de resultados sea satisfactoria. A ésto se le llama crear una franquicia.

Es inminente el estreno de la cuarta parte de Saw, cinta de terror del año 2004 que con el tiempo se ha convertido en objeto de culto entre aficionados al género y referente de piezas aparecidas con posterioridad. Conjuga abundantes dosis de tensión psicológica con notables detalles de horror físico, todo ello enmarcado en una atmósfera malsana y opresiva culminado con un final de los calificados como sorpresivo. Para quien así lo quiso entender, suponía también un acercamiento a la vertiente sádica y perversa de la naturaleza humana materializado en los crueles retos que el criminal protagonista obliga a acometer a sus indefensas víctimas. Con sus trampas, que las tiene, Saw es una película de terror psicológico interesante y turbadora.

Pero el éxito de crítica y público (no exagerado pero suficiente) llevó a fabricar una secuela (con el original título de Saw II), la cual, como no podía ser de otra forma, no cumplió con unas mínimas espectativas artísticas. La sombra del plagio le acecha directamente con un desarrollo de la acción muy similar al de otra obra de culto, Cube, y la pretendida sorpresa final se huele a kilómetros de distancia. Un bluff, en definitiva, que se limita a repetir esquemas y estereotipos ya vistos.

De la tercera parte no quise ni oir hablar y ahora nos llega la cuarta (¡tres secuelas en tres años!), amenazando con situar a ésta franquicia en la misma categoría de otras tan desprestigiadas como las de Viernes 13 o Halloween. Porque a medida que una saga crece en entregas la expectación disminuye (salvo en las de éxito masivo como Star Wars o Spiderman) aunque siga moviendose en unos niveles considerados aceptables, y esto conduce a los recortes de presupuesto que llevan a la contratación de peores guionistas, actores, técnicos, etc.

Hay franquicias que tras ser agotadas son objeto de reactivación con vistas a ofrecer cine de mayor calidad, como ocurre con la última entrega de Batman, y otras que se mueven en unos baremos más que razonables como la saga Alien (sin incluir los Alien vs Predator, por favor). Incluso hay secuelas que reciben tantos elogios como la película que las originó, tal es el caso de El Padrino, pero lo habitual es lo otro, la progresiva decadencia de subsiguientes entregas de la que Matrix es otro ejemplo clamoroso.

Así funciona el negocio. Una buena idea plasmada en una buena película degenera hasta verse abocada a subproducto exclusivo del vídeo-club o de la tele por cable. Señoras y señores, ésto es Hollywood.

miércoles, 17 de octubre de 2007

El Rock con mayúsculas vuelve con The Cult

Los aficionados al buen Hard-Rock estamos de enhorabuena. El dúo formado por el vocalista Ian Astbury y el guitarrista Billy Duffy lleva desde los primeros 80 escribiendo como The Cult una de las páginas más estimulantes del mundo del Rock y un nuevo trabajo les trae de nuevo a la palestra.

Poco apostaba yo por hace seis años por ver en el mercado una nueva obra de la pareja tras “Beyond Good And Evil”, entrega poderosa y tonificante pero de escasa creatividad. Los problemas personales entre ambos y las salidas de tono de Ian Astbury, que aprovecha todas las ocasiones de que dispone para poner a parir la mitad de los discos de The Cult, tampoco invitaban al optimismo. Pero finalmente ni aparecer como frontman de los legendarios The Doors ha conseguido calmar el ego del cantante inglés así que ha decidido resucitar a la banda que le ha conseguido un hueco entre los grandes del género.

Una carrera trufada de giros estilísticos que van desde el Punk gótico hasta el Hard-Rock, pasando por el Heavy comercial y el Rock electrónico firma un nuevo capítulo con éste “Born Into This”, un disco sencillo, directo y de corte clásico. No descubren el fuego con él pero volver a escuchar la enérgica voz de Astbury y los guitarrazos de Duffy después de más de 20 años de carrera es premio más que suficiente.

De su anterior CD, Rise.

La contumacia de la prensa deportiva española

Hace tiempo que el fútbol dejó de formar parte de mis principales aficiones lo cual no quita para que siga el transcurso de las diferentes competiciones con cierto interés, en especial cuando lo que se dirime son títulos continentales o mundiales. Fuera de eso, siempre prefiero una buena película, un rato de navegación por internet o una compañía estimulante para pasar mis ratos de ocio, pero el balompié aún se reserva un pequeño espacio entre las cosas que me motivan.

Últimamente hemos vivido en España un nuevo debate precocinado de esos que los mass media han fabricado a su medida, o la medida de sus intereses empresariales. El objetivo era en ésta ocasión el seleccionador nacional de fútbol, Luis Aragonés, con motivo de su tozuda reticencia a convocar al madridista Raúl González.

Vaya por delante que el llamado “sabio de Hortaleza” no me parece un entrenador de garantías para España, pero echando la vista atrás ninguno de los últimos cinco seleccionadores lo eran a juzgar por los “éxitos” cosechados por el combinado español. O eso o los que carecían de toda garantía eran los futbolistas que tuvieron a su cargo.

La cuestión es que desde la gran mayoría de medios se ha atacado el tema de la no convocatoria de Raúl desde el mismo flanco: ¿por qué Luis no se lo lleva cuando SÍ debería ir? Es lo que venían a insinuar. Ahora es cierto que Raúl vive un estado de forma superior al que le llevó a caer en desgracia ante zapatones pero, ¿acaso es el jugador único válido? ¿Y por qué, ya que dicen abierta o solapadamente quién tiene que ir, no se mojan y nos dicen a quién hay que excluir? Que lo digan pues, que citen el nombre que hay que descartar, ya que quieren ponerse en el pellejo del seleccionador que lo hagan con todas sus consecuencas, ¿no?

Es cierto que los diferentes medios no han hecho explícita causa común por la convocatoria de Raúl pero su actitud ha sido lo suficientemente insistente, machacona y sesgada como para ser eximidos de la responsabilidad del ambiente generado en torno a Luis Aragonés. Si además conocemos que la práctica totalidad de los seleccionadores nacionales de fútbol de los últimos 17 años han tenido problemas con la prensa concluimos que quien fabrica el ambiente propicio para que florezcan problemas no es el inquilino del banquillo español sino nuestra prensa deportiva, una suerte de lobby pseudodeportivo y creador de opinión que siempre intenta utilizar lo relativo al fútbol con el fin de favorecer sus intereses crematísticos.

Cualquiera que sufra la desgracia de ver caer en sus manos un ejemplar de Marca o As lo puede comprobar, al igual que sus clones simétricos barcelonenes, El Mundo Deportivo y Sport. Éstos periódicos actúan sin reparos como órganos de propaganda de los principales clubes de sus respectivas ciudades, magnificando cada uno de los logros conseguidos por ridículos que sean y dedicando artículos a los eventos más estúpidos (siempre que hagan referencia a alguno de sus ídolos, que ya puede dolerle un pelo o haber terminado un sudoku que será noticia) al tiempo que se ningunea por sistema todo lo relativo al resto de equipos locales, no hablemos ya del resto de los nacionales.

En las televisiones el panorama no es mucho mejor. A veces da la impresión de no existir vida fuera del entrenamiento del Real Madrid (y en menor medida, del Barça), donde al parecer se cuece el 95% de todo lo reseñable en materia de actividad deportiva. Lo de las radios mejor lo dejamos porque supondría extenderse demasiado. Tener que explayarme aquí sobre partidos transmitidos por una informe troupe de comentaristas iletrados, enzarzados en una dura competición para ver quien le arrea más patadas al diccionario mientras la narración sigue los derroteros propios de una tasca del extrarradio, me llevaría un tiempo del que no dispongo y unas energías que prefiero emplear en mejores causas.

Volviendo al asunto Raúl, el devenir de nuestra particular selección nacional de fútbol se ha empeñado en que todos estos infraperiodistas, que juegan a entrenadores desde su cómoda butaca de la redacción, se terminen metiendo la lengua en el culo: vencimos 1-3 a Dinamarca sin el anhelado nº 7 madridista y encarrilamos nuestra andadura europea. Y con jugadores como Tamudo o Riera con 0% de componente mediático, para echar todavía más leña al fuego. Por lo visto había recambio, mala noticia para los alimentadores de hooligans ¿Cómo van a vender periódicos o ganar audiencia con futbolistas de equipos pequeños que no asisten a actos sociales, no protagonizan traspasos millonarios ni se casan con modelos? (éste último extremo aún por confirmar).

La prensa deportiva española, sea escrita o audiovisual, es todo menos informativa: vende forofismo con vistas a ventas y audiencias masivas para lo cual trata de involucrar al consumidor (que por desgracia colabora de buen grado) apelando a sus bajos instintos y su necesidad de referentes cercanos con los que identificarse. Además es especialista en sacarse de la manga ídolos de barro a los que destrozar cuando las cosas se tuercen, salvo que los hayan convertido en iconos para la afición; es entonces cuando han de prevalecer por delante de quien haga falta. Ocurrió con la quinta del Buitre y ahora ocurre con Raúl. Los iconos han de perdurar en aras de los intereses económicos de sus creadores (ojo, sin quitar un ápice de calidad al fútbol de Raúl que, por palmarés, ya debería haber recibido el balón de oro), al menos hasta que les de tiempo de fabricar otro. Cuando les cogen a contrapelo, sin una bala en la recámara, pasa lo que pasa.

Si la prensa española configura el submundo del conjunto de medios de comunicación occidental, la prensa deportiva española debe ocupar las catacumbas de ese submundo.

martes, 16 de octubre de 2007

¿Y qué demonios es un Meme?

Uno no tarda en enterarse, se trata de una especie de mensaje cadena que los blogueros se envían entre sí por los más diversos motivos. En ésta ocasión me lo envía Merce para dar algunos consejos de buen blogger. Si lo soy o no es algo que compete juzgar a mis lectores, yo me limito a escribir lo que se me pasa por la bola e intento hacerlo de forma más o menos ordenada.

Merce da tres consejos así que haré mía esa cifra para no aburrir más a mis incondicionales de lo que ya lo hacen mis kilométricas (lo siento, no puedo evitarlo) entradas.

1- Título explicativo: el nombre de tus entradas debe dar pistas claras sobre el tema a tratar. Creo conveniente reducir al máximo los titulares crípticos o metafóricos que sólo entienda el autor y que tienen el handicap de ser menos identificables por Google.

2- Rebátete a tí mismo: si tratas de temas controvertidos que generan posturas encontradas ponte en los zapatos de un hipotético oponente en el debate para constatar que tu posición es tan defendible como piensas y, una vez consolidada, blinda tu argumentario con abundante documentación en forma de enlaces. Se crítico con lo que escribes y aguanta con deportividad los revolcones dialécticos que puedas sufrir si tus argumentos son deficientes.

3- Comenta lo justo: no hinches artificialmente el número de comentarios en tus entradas con intervenciones insustanciales. Haz acto de presencia sólo cuando sea necesario rebatir datos, cuando se solicite tu opinión o cuando se plantee un debate estimulante.

Ahora llega el mal trago. Éste blog no tiene tantos comentaristas como uno desearía así que mis opciones para repartir el Meme no son muchas, pero algún incauto seguro que cae en el saco para colocarle el dichoso Meme, que no deja de ser voluntario. Escojo a mi clon del ciberespacio OsQar, a Pontifex, que si bien no escribe mucho por aquí si me consta que me lee, al menos hasta hace poco, y a GUIS, uno de los pocas mentes discrepantes que se ha pasado por éste humilde espacio virtual.

Fuera caretas de una vez

La época que estamos viviendo en la actualidad tiene una vertiente que me encanta: la cantidad de caretas que se están cayendo dejando al descubierto los verdaderos rostros de quienes se ocultaban tras ellas. Ha ocurrido con comunicadores que pasaban por liberales, con obispos que se las daban de guardianes de la moral, con medios de comunicación pretendidamente serios y con políticos que presumían de talante democrático. El último en subirse al carro de los descaretados ha sido el ex ministro del PP Jaime Mayor Oreja.

A La derecha española tiene una costumbre pintoresca, la de responder una cosa distinta a la que se le pregunta cuando es cuestionada por un tema embarazoso como es el franquismo. Si se le inquiere sobre los 40 años de dictadura siempre responderá sobre la guerra, como si las cuatro décadas de represión y ausencia de libertades hubieran sido culpa por igual de los dos bandos que batallaron. En la entrevista con La Voz de Galicia, Mayor Oreja intenta irse por los cerros de Úbeda de ésta manera pero finalmente, cual Jack Nicholson en “Algunos hombres buenos”, no puede más y suelta las cosas tal y como se moría por decirlas.

Conceder calidad de "extraordinaria placidez" a unos años dominados por el totalitarismo es concedérselo a toda etapa desarrollada en idénticos términos, sea en el lugar que sea. ¿Acaso no hay manifestaciones a favor de Fidel Castro en Cuba? ¿No hay nostálgicos del comunismo en la Europa del éste que de vez en cuando salen a la calle a rememorar lo que en su criterio fueron tiempos mejores? ¿Acaso no se organizan actos de apoyo al régimen de Corea del Norte e incluso favorables a la junta militar birmana? ¿No sería entonces deducible, según la lógica mayororejil, que para todos éstos la dictadura que reinó o reina en sus respectivos países les proporcionó o les proporciona una, a su juicio, "época de placidez"? Pontificar sobre la realidad de España durante la dictadura desde la posición de comocidad social que a buen seguro disfrutó la familia Mayor Oreja es un insulto, un desprecio hacia todos lo que sufrieron los rigores de la represión franquista.

¿Por qué si no ha salido corriendo el apagafuegos Acebes (manda carallo, enviar a sofocar un fuego al mayor pirómano de su tropa) a matizar las palabras de Mayor Oreja, tomándonos por enésima vez por indigentes mentales al tratar de atribuir otro sentido a lo que se explica por sí mismo?

La conexión que siempre trata de hacer la derecha es: guerra civil=dictadura, intentan situar en el mismo plano la violencia desbocada de dos bandos enzarzados en un conflicto bélico y la ejercida desde los órganos plenipotenciarios de un Estado, en una situación de no guerra, sobre la indefensa población civil a la que tiene sometida. Establecer esa analogía es perverso, vil y falaz, por eso no les gusta que se legisle sobre lo acaecido durante el franquismo, porque les pone en el compromiso moral de tener que pronunciarse sobre una etapa de nuestro país que están lejos de condenar.

Éstos que tanto se rasgan las vestiduras cuando alguien de la orilla contraria tarda medio segundo en condenar un atentado de ETA. Por cierto, ¿acaso no hay vascos, aquellos que no son extorsionados ni amenazados por ubicarse en la vertiente abertzale radical, que consideran que la situación que se vive en Euskadi es merecedora del calificativo de “plácida”? Para Mayor Oreja, una dictadura no ha de ser juzgada con arreglo a criterios objetivos sino en función del grado de comodidad social con que lo vive cada individuo con lo que, en efecto, el ex-ministro de defensa valida toda dictadura que cuente con simpatizantes dentro de su territorio de acción, sean éstos activos o pasivos. ¿Se puede ser tan sinvergüenza de llamar dictadura a lo que se da hoy día en el País Vasco y a continuación no condenar el franquismo?

De ahí tanta cantinela con eso de “quieren abrir las heridas del pasado”. No, lo que se pretende es cerrar las que abrió la dictadura, que en un momento convulso como era el de la transición se dejaron aparcadas en pro del necesario advenimiento democrático. Ahora, con la democracia consolidada, se ponen sobre la mesa los delitos franquistas y la derecha se pone de los nervios, porque saben que todo lo que se legisle sobre la dictadura atañerá directa o indirectamente a muchos de sus referentes intelectuales, y eso es algo que no están dispuestos a consentir. Porque una cosa es ser demócrata cuando los vientos corren a favor de esa postura, pero renunciar o incluso condenar el propio pasado es algo indigerible para muchos, tanto que Mayor Oreja ha terminado vomitando lo que de verdad lleva dentro.

¿Alguien se imagina a éste individuo o al algún otro de su calaña de nuevo como ministro?

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Actualización a 19/10/2007: se han querellado contra Jaime Mayor Oreja por un supuesto delito de enaltecimiento del terrorismo franquista. A ver que tal le sienta ser objeto de aplicación de la medicina que con tanto gusto reparten desde su partido.

Y Javier Ortiz vuelve a dar en el clavo en su columna del diario Público. Con menos palabras se muestra más certero de lo que yo seré nunca. Cómo se nota la diferencia entre un profesional del periodismo y un aprendiz de juntaletras como yo.

viernes, 12 de octubre de 2007

El día de la patria

Mariano Rajoy, ¿líder? de un partido político actuando como si de un representante institucional se tratara:



Dí que sí, Mariano. Y como me has convencido no puedo por menos que celebrar el sacrosanto día de la patria de la forma que mejor expresa los sentimientos que me ha despertado tu vídeo pseudoinstitucional:

miércoles, 10 de octubre de 2007

Otra muestra de periodismo basura por cortesía de El Mundo

Ayer se produjo un nuevo atentado perpetrado por esa mafia anacrónica y enloquecida que pretende ir de libertaria llamada ETA. Pese a quien aparentemente buscaban era aun edil del PSE finalmente la víctima ha sido su escolta. Por suerte el objetivo sólo se consumó a medias ya que Gabriel Ginés sólo resultó herido y ya se encuentra fuera de peligro. La mayoría de los medios escritos han centrado sus titulares en el atentado en sí y en éste feliz desenlace, dadas las circunstancias. Digo la mayoría porque hay uno de ellos que prefirió enfocar su titular de portada sobre otro detalle a priori de menor peso como la filiación política de la víctima. Cómo no, hablamos de El Mundo.
ETA hiere a un escolta afiliado al PP que protegía a un concejal del PSOE

Los redactores de El Mundo cada día son menos sutiles y, en su diario suministro de carnaza, cualquier hecho por luctuoso que sea puede ser objeto de instrumentalización. Resulta que para el diario de Pedro J. lo importante no es el atentado propiamente dicho, ni que la persona a quien iba dirigido salvara la vida, no. Para éste tabloide el hecho primordial es la militancia política del escolta Ginés, la del cargo al que protegía, la relación que ambos mantienen y la diferente suerte que corrieron en función, como se quiere introducir, de su cuerda política. Lo que cualquier otro rotativo refleja en el subtítulo o en el texto menudo, porque no deja de ser un aspecto lateral, para la prensa amarillista merece titular a toda página y el tipo más grueso de su catálogo.

El mensaje subliminal de El Mundo es meridiano, aprovecha el atentado y las lesiones sufridas por el escolta para plantar en los kioskos un eslogan político con el que mostrar al público que los del PP son los que plantan cara a ETA mientras que los del PSE (y por extensión el PSOE) se limitan a disfrutar de la protección que les procuran mientras mantienen una sospechosa actitud ante el terrorismo, impresión que titulares precedentes ya se encargaron de consolidar entre sus lectores. La militancia de Ginés es subrayada, además, como dato crucial para ser objetivo terrorista pero en ningún momento se informa en la página de apertura que ETA tuviera en consideración tal requisito para hacerle acreedor de uno de sus regalos.

La cuestión es introducir ese dato que interesa para que el lector fugaz, ese que se nutre de titulares de kiosko, haga la asociación de ideas buscada: militante del PP herido + cargo del PSE-PSOE indemne = el PP es quien se enfrenta a ETA y quien la sufre mientras que el PSOE se va de rositas. Da igual que la filiación política de Ginés sea, a efectos de la información que facilita el diario, irrelevante. ¿El titular sería el mismo si militara en el PNV o Izquierda Unida? Apuesto a que no.

Es ésta una ración de periodismo de trinchera tan habitual en el sector, ese que cuenta las noticias de forma que siempre exista un mensaje torticero, generalmente político, contenido dentro de sus titulares y destinado a dirigir las conclusiones del lector incluso antes de leer el cuerpo de la noticia, el cual muchas veces no justifica el texto que lo precede. Es una táctica generalizada en la prensa escrita española de la que El Mundo hace bandera con total desparpajo. Éste periódico hace tiempo que superó todo complejo a la hora de fusilar el código deontológico de la profesión, aunque no por ello uno deja de ser menos sensible ante manipulaciones de éste calibre.

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Actualización 23:09. El portavoz del PP en el Senado Pío García Escudero ha pedido hoy durante la sesión de control el adelanto de las elecciones generales no habiendo transcurrido ni 24 horas desde el atentado. No es de extrañar que quien maneja el terrorismo como principal argumento político aproveche la última acción etarra para seguir haciendo campaña. ETA atenta y el PP pide elecciones. ¿Apesta tanto como aparenta?

viernes, 5 de octubre de 2007

Joaquín Calomarde no es mediático

A través del blog de Merce he conocido un nuevo artículo del diputado nacional por el PP Joaquín Calomarde en el diario El País. En él se critica la última estrategia diseñada desde Génova consistente en tildar de “electoralista” toda propuesta gubernamental puesta en marcha tras el verano, inmersos como se sienten en la precampaña electoral más larga que se recuerda. Pero como dice Calomarde, “el gobierno de España no es interino” y esperar que se inhiba de su tarea de gobernar es algo insólito en el ámbito de la oposición, ya que su exigencia debería ser trabajar "hasta el último minuto de la legislatura."

El diputado Calomarde cobró cierta relevancia a causa de una colaboración con el diario de PRISA en las que se mostraba crítico con la manera de hacer oposición de su partido. Ese mismo día, la dirección nacional popular le relevó del cargo parlamentario que ostentaba producto, dijeron, del elevado absentismo laboral causado por sus problemas de salud. Cabe añadir que el siguiente en la lista de absentistas del hemiciclo entonces era el ex ministro de justicia José María Michavila, y no se conoce que sufriera amonestación alguna por éste hecho. Calomarde interpretó la destitución como una represalia por su actitud disidente y la atmósfera generada en torno a él dentro de su partido le llevó a renunciar a su militancia en el PP, lo que fue aprovechado por los medios de izquierdas para señalarle como prueba palpable del peligro que corren dentro del partido conservador quienes se apartan de la doctrina oficial. Fuera de ésto, sólo alguna prensa digital se hizo eco de su trasiego.

Pero ahí quedó la cosa. Calomarde no acaparó titulares de batalla, no protagonizó (que yo sepa) grandilocuentes ruedas de prensa ni se hizo célebre por sus altisonantes intervenciones radiofónicas. No le dieron más cobertura mediática o no quiso aprovecharla y cuando sintió que la posición dentro de su partido era insostenible decidió irse. La semejanza con el caso de Rosa Díez es palmaria pero también la diferencia. Calomarde no es mediático, no acapara la atención de los medios y tampoco le ofrecen un sillón y un sueldo alternativos para abandonar el que ocupa.

De las personas que en España están al tanto de la política habría que preguntar cuantos conocen a Rosa Díez y cuantos a Joaquín Calomarde. ¿Nos atrevemos a especular? Es cierto que Díez lleva tras de sí una carrera política más en primera línea pero los titulares que protagoniza desde que ocupó su escaño (al que ya ha renunciado) en el parlamento europeo desde 2004 no suelen estar relacionados con su actividad política. La prensa de derechas ha amplificado cada frase, cada declaración suya que pudiera servir como elemento de erosión al gobierno, y Díez se ha movido muy cómoda en esa dinámica de guiños continuados hacia el rival político y sus medios afines. Se sabe objeto de deseo mediático y se deja querer.

De Joaquín Calomarde sabemos bien poco, lo que escribe en la prensa y lo que se cuenta de él a raíz de dichas intervenciones. No ha convertido sus discrepancias en un circo ni su salida del PP en un espectáculo para para periodistas sedientos de titulares amarillistas. No es más mediático que cualquier otro político que escribe en la prensa, y supongo que por dos motivos: porque él no quiere y porque los medios (especialmente algunos) tampoco quieren.

martes, 2 de octubre de 2007

Ventajas de un sistema educativo laico

Se acaba de dar un caso en Girona que pone de relieve las consecuencias de no disponer en nuestro país de un sistema educativo estatal completamente laico.
La niña del pañuelo islámico de Gerona vuelve a la escuela con normalidad

La dirección del centro decidió el lunes de la semana pasada que Shaima no podía asistir a clase con el pañuelo ya que un reglamento interno de la escuela no lo permitía. La Conselleria de Educación decidió ayer su reincorporación para esta misma mañana al considerar una discriminación esta decisión.
La insistencia de las autoridades religiosas y sus apéndices sociopolíticos en que la religión esté presente en la enseñanza pública, a la luz del artículo 14 de la Constitución que garantiza la no discriminación por motivos religiosos, conduce a que se produzcan hechos como el que nos cuenta ABC.

En cierto modo es lógico. Todo ese discurso en defensa del catolicismo en los colegios se construyó antes del desembarco musulmán de la última década, por no hablar de los evangelistas llegados desde Rumanía, con lo que durante muchos años
la representación de Dios en España no tuvo que preocuparse de la puerta abierta por el artículo 14. Apenas existía competencia y su monopolio no corría peligro. Además, el laicismo absoluto durante los primeros años de democracia era algo demasiado atrevido para ser siquiera planteado con la transición aún reciente, ruido de sables incluido.

Pero la cada vez mayor presencia de alumnos de otras confesiones religiosas en los colegios públicos les ha cogido con el paso cambiado. Éstos alumnos traen consigo las costumbres ligadas a su religión,
y alguno de éstos hábitos puede no ser muy acorde con el modelo de convivencia asociado a un estado democrático.

No entraré en si el velo islámico representa un acto de sumisión de la mujer hacia el hombre, algo incompatible con las enseñanzas en igualdad de cualquier sociedad democrática moderna, porque no soy ningún entendido para establecer si esa valoración tiene sustento histórico. Tampoco se trata de reprimir la expresión de una realidad cultural arraigada como la musulmana por el hecho de ser diferente.
Lo que se consigue institucionalizando el laicismo es cerrar la puerta que se produzca una escalada de dudosas consecuciones que acabe atacando las mismas bases de nuestra convivencia.

Si a una chica musulmana se le permite el velo islámico por respeto a sus creencias, ¿qué impedirá a la siguiente acudir a clase con un
burka? ¿Acaso no podrá apelar al mismo respeto a sus creencias que en el caso anterior? Y con un burka en clase, ¿cuál será el siguiente paso? Cualquiera podría esgrimir motivos religiosos o de conciencia para lucir los más extravagantes tocados o para exigir un trato preferente en determinados aspectos. ¿Es ésto aceptable en una socidad como la nuestra? Aunque seguro que hay casos en los que se lleva por imposición paterna, no olvidemos que muchas de esas chicas lucen el velo de forma voluntaria y niegan que proyecte una imagen de subyugación de la mujer.

Por lo que a mí respecta, me quedo con el modelo francés. En el país vecino el laicismo está firmemente arraigado como cimiento fundamental de su sistema de valores, y bien que se refleja en su modelo educativo.
En los colegios franceses nadie puede portar simbología religiosa de forma explícita tal y como en su día conocimos a raíz del debate que surgió por un conflicto similar al de Girona. Allí las reglas del juego se hicieron respetar sin sucumbir a la tentación de lo “políticamente correcto” mientras que aquí no se puede aplicar la misma fórmula porque sería caer en un agravio comparativo con la religión católica, algo incompatible con el citado artículo 14 de la Carta Magna.

Por otro lado, he comprobado en distintos foros que los que reclaman la religión en la enseñanza pública son al mismo tiempo quienes se quejan de la progresiva penetración del Islam en nuestra cultura. No se dan cuenta de la paradoja:
si hay catolicismo en los colegios también ha de haber Islam en virtud del artículo 14, y si quieren lo primero pero no lo segundo han de plantear una reforma constitucional que consagre la discriminación por motivos religiosos. Denuncian lo que consideran un problema pero son parte activa de su causa.

Y como siempre ocurre en España, la solución a estas problemáticas terminará llegando con veinte años de retraso.

lunes, 1 de octubre de 2007

Al Rey rogando y con el mazo dando

Los representantes de la Iglesia Católica en España siguen dando a diario muestras de que el cristianismo no es lo suyo. La institución que se benefició de la imposición de sus creencias en el sistema de enseñanza durante casi 40 años de dictadura, y que actuó en connivencia con un régimen represor sin que en su seno se haya dado el menor amago de arrepentimiento sigue empeñada en demostrar que valores cristianos como los contenidos en el octavo mandamiento están excluidos de su ideario. Ahora se atreven a pedir a los feligreses que recen por los Reyes ante las “injurias” es está sufriendo últimamente, pero lo que no hace es barrer la propia casa antes de pedir a los demás que hagan lo mismo.

El pasado domingo, el arzobispo Cañizares hacía un llamamiento a la oración por nuestro maltratado Rey durante una de sus liturgias en la cual le faltó rezarle un responso. Es encomiable la preocupación episcopal por la salud de la Monarquía, pero no se por qué me da que en Zarzuela no deben andar muy contentos con la forma en que algunos apéndices episcopales exteriorizan esa preocupación. Pueden estar disgustados pero no sorprendidos, ¿sorprendidos de la hipocresía de la Iglesia? Por favor, si el mismísimo heredero de la Corona contrajo matrimonio con una mujer divorciada con las todas las bendiciones eclesiásticas posibles y de la mano del paladín de la lucha contra la degenaración de la santa institución matrimonial, monseñor Rouco Varela.

¿Y de qué apéndices episcopales hablamos? Pues de la emisora episcopal, esa que todos sabemos y que luce como estandarte a ese campeón de la moderación, el rigor y la deontología periodística llamado Federico Jiménez Losantos.

Así que “injurias al Rey” decía el ínclito Cañizares... ¿los pagados del bolsillo de la propia Conferencia Episcopal, quizá? Veamos un par de ejemplos:

El Rey golpista:
Este Golpe de Estado, insistimos, no es el primero perpetrado por el PSOE y ERC. No es tampoco el primero amparado por un Rey de España. Pero puede ser el último y definitivo.
Pidiendo su abdicación:
lo mejor que podía hacer la Institución es que el Rey abdicase en el Príncipe que eso mantendría la Institución con vigor renovado

Pues sí. A Dios rogando y con el mazo dando. Ésta secta anticrisiana de nuevo se retrata denunciando unos ataques que luego financia vía sueldo del insultador mayor del reino. ¿Qué debemos pensar de quien tiene a éstos epítomes de la hipocresía como referente moral?

Y termino con una reflexión sobre la reacción antimonárquica de éstos días. El Gobierno cometió un error de bulto (desde el principio de que su intención era proteger a la Corona) secuestrando aquella polémica edición de El Jueves ya que no hizo sino recolocar en el punto de mira de sus críticos a la Monarquía, pero esto sólo fue el catalizador de un sentimiento latente. Ahora los hay tildan de anormal la actual situación en la que, con vistas a intentar provocar una reacción contraria, tratan de vender como una campaña antimonárquica consolidada lo que no son más que acciones puntuales de ciudadanos puntuales, concretamente independentistas, a los que la publicidad que se le da a sus acciones no hace más que espolear. Pero es que lo anormal no es esto (que partidarios de la secesión se manifiesten contra el máximo representante del Estado del que se quieren separar) sino que el jefe de ese Estado goce de una inmunidad, de una sobreprotección que se ve consumada en una ley que le ubica en una esfera legal superior e inalcanzable para el resto de españoles. Y, tras camino de 30 años de democracia, hay cada vez más personas a quien ésto les chirría y lo consideran incompatible con los preceptos democráticos, sean o no partidarios de la independencia de su región.

Aunque si hay que escoger entre las dos instituciones, Iglesia y Monarquía, yo me quedo con la segunda. Ambas chupan del bote y gozan de numerosos privilegios, pero la segunda al menos no se intenta erigir en guardián de la conciencia moral instalado en la más absoluta inmoralidad.

Cine de 2021 que ha pasado por estos ojos

A continuación dejo un listado de las películas de 2021 que han visto estos ojitos, junto con un enlace a la reseña que dejé en Filmaffinity...